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Francisco Esquivel

Tiene que llover

Francisco Esquivel

Quién tiende algún puente

La de Chipiona y el del Poble Sec surgen desde el fondo haciendo camino, con él meciéndola del brazo, hasta tomar el eje del escenario para abrirse en dos voces de registros tan diferentes y anhelos entrelazados

Años atrás, Rocío y Serrat cantaron juntos el himno de Andalucía. Tras escuchar en 2018 a Niña Pastori cerrar el acto del día de una tierra que tiene a tantos de los suyos por estos confines, me dio por revisar la historia y me encontré con una grabación que, visto a lo que nos enfrentamos, es lo único que le hubiese hecho falta al noi para que acabaran de crucificarlo junto al Cristo de los Gitanos. Puede que uno no haya sido el único en toparse con el testimonio y de ahí que el otro se largue de gira, cuyas entradas para los conciertos de octubre en Buenos Aires están ya agotadas. De qué van a hablarle a aquéllos si, cuando dicen aquí estoy, no paran los tíos.

La de Chipiona y el del Poble Sec surgen desde el fondo haciendo camino, con él meciéndola del brazo, hasta tomar el eje del escenario para abrirse en dos voces de registros tan diferentes y anhelos entrelazados. El primero en desenfundar sus características cuerdas vocales es el invitado: «La bandera verde y blanca vuelve, tras siglos de guerra, a decir paz y esperanza, bajo el sol de nuestra tierra». Y así fue en su momento porque la melodía, inspirada en un canto religioso de campesinos y jornaleros durante la siega, se armonizó con una letra para que el himno consiguiera estrenarse...justo una semana antes del 18 de julio del 36. En fin, hay pueblos que pese a la jovialidad, tienen la negra.

Y a la hora de su estrofa, ella, como era ella, deja de mirar para delante y se vuelve parsimoniosamente hacia Joan Manuel al que, con ese «los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, hombres de luz, que a los hombres, alma de hombres les dimos», le brinda el reconocimiento por el gesto de estar allí, diciéndole con el poderío de su torrentazo que él es también un hombre de luz y glorificándolo ante el público para el que ya estaba santificado desde que le devolviese el aliento a Machado y estableciera un puente sentimental entre los pueblos con sus paraules d´amor. El «andaluces, levantaos» lo entonan radiantes, dándose la mano. Aunque hoy en día lo parezca, no, no es un sueño.

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