La Sección. Mujeres en el fascismo español
Teatre Arniches de Alicante
Autoras: Ruth Sánchez y Jessica Belda. Dirección: Carla Chillida.
Unas palabras se proyectan antes del inicio. Son de antaño, pero los dueños de la vida ajena siguen aplicándolas actualmente al personal. «No queremos la vida fácil y cómoda; queremos la vida dura, la vida difícil, la vida de los pueblos viriles», dijo Franco el 17 de julio de 1939, como recuerda esta coproducción entre Teatro del Barrio y A Tiro Hecho. Teatro sobre mujeres «mucho españolas» en la historia franquista y falangista. Es decir, La Sección. Mujeres en el fascismo español, de Ruth Sánchez González y Jessica Belda y protagonizada por esta última, Manuela Rodríguez y Natalie Pinot. La dramaturgia y la escenificación se basan en fuentes auténticas al estilo del histórico teatro documento, y se pretende informar, recordar, agitar y denunciar incorporando imágenes proyectadas en varios estores. La forma épica o brechtiana, opuesta a la concepción clásica de la obra teatral, se expone mediante la acción contada de modo narrativo, que hace del espectador un observador crítico. Más que vivir los personajes, las sólidas y versátiles actrices los muestran con su fórmula de actuación en el marco de un diseño irrealista. Y se compagina la ausencia de realización dramática con una ligera teatralización. La represión fue global. Ellas no fueron menos en cuanto a las herramientas de imposición que se utilizaron por parte de la política del antiguo régimen y de la Sección Femenina en el ámbito de la educación, la religión y la condición de la mujer. El influjo de los represores continúa de alguna manera, y en él se encuentra uno de los gérmenes de la violencia de género con su estremecedor balance. Las figuras de Pilar Primo de Rivera, Mercedes Sanz-Bachiller y Carmen Polo ven la luz en esta serie de ágiles y tragicómicas situaciones bajo la dirección de Carla Chillida, y nos tropezamos con aquello de «hogar, patria e imperio». La mujer sierva, esposa y madre tras el espíritu renovador de la Segunda República. Y un repaso a los más rancios valores de la España de ayer. La exaltación folclórica, los niños robados o fuera los sujetadores, ese mito universal de la liberación femenina. El público llenó el Teatre Arniches y aplaudió de pie a las protagonistas.
