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Joaquín Rábago

Han visto las orejas al lobo

El PP de Mariano Rajoy ha visto por fin las orejas al lobo, y el lobo esta vez no es,¡ay!, de izquierdas: se llama Ciudadanos.

Dicen las encuestas que el partido de Artur Rivera podría superar al PP en algunas partes del país, entre ellas Andalucía, con lo que han saltado en el segundo todas las alarmas.

Conozco en efecto a gente que ha votado siempre al partido de Rajoy y que por primera vez se plantea muy seriamente cambiar su voto la próxima vez que acuda a las urnas.

Abandonadas sus veleidades socialdemócratas, el de Rivera se presenta ahora como un partido liberal en lo económico, muy acorde con estos tiempos de individualismo, insolidaridad y feroz competencia.

Mucha gente, incluso muchos de esas clases medias cada vez más inseguras que antes votaban al PSOE, seguramente va a votarle también por su firmeza frente al desafío catalán frente a la indefinición de otros.

Acusan muchos al PP, pero también al cada vez más desdibujado PSOE, de haber sido demasiado blandos con los nacionalistas catalanes siempre que les convino para lograr su apoyo en las Cortes y no haber visto o querido ver lo que en esa parte de España se estaba cociendo.

El PP ganó las últimas elecciones y, aunque perdió su cómoda mayoría absoluta, con su acostumbrado cinismo y la inestimable ayuda de Ciudadanos, pareció haber conseguido que, salvo por lo ocurrido en Cataluña, nada pareciera cambiar en este país.

Hasta que se rebelaron los jubilados y salieron a la calle en tantos lugares de España para denunciar ese insultante aumento del 0,25 por ciento que el Gobierno trató de venderles en una carta de su ministra de Seguridad Social como acto de generosidad.

Muchos mayores que, bien por inercia, ideología o simple miedo a lo desconocido, votaron una y otra vez al PP se sienten ahora burlados. Y el partido de Rajoy, demasiado acostumbrado a ese voto cautivo, ve cómo el suelo comienza a resquebrajarse bajo sus pies.

Y entonces recurre a lo que siempre recurren los partidos cuando se aproximan las elecciones: prometer a cada colectivo algo de lo que les habían estado hasta entonces regateando con el siempre socorrido argumento de la austeridad que se nos impone desde Bruselas.

Mientras tanto, Ciudadanos, cooperador necesario para que el PP haya seguido haciendo de su capa un sayo, igual que cuando gobernaba con mayoría absoluta, decidió que no le convenía seguir más tiempo bloqueando como hasta ahora, una tras otra, todas las iniciativas de la oposición.

Iniciativas como la de abrogar la vergonzosa "ley mordaza", que con su desparpajo habitual, el portavoz parlamentario del PP insiste en defender mientras acusa al partido de Rivera de "delirante" oportunismo por unirse ahora a lo que llama "la fiesta" de la izquierda.

Sí, el PP parece que ve las orejas al lobo. Pero ¿qué hace mientras tanto la izquierda?

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