Hace unas semanas tuve la suerte de poder entrevistar a Pacheta. Conversamos sobre su pasado, presente y sus planes de futuro. Me reconoció que, tras una enriquecedora experiencia en Tailandia, había regresado a España siendo mejor entrenador y persona. Pese a que el Ratchaburi quería que siguiera, la soledad le hizo volver y estaba esperando nuevos objetivos. Y le llegó la oferta del Elche. Creo que el conjunto ilicitano acierta totalmente con un técnico que ya sabe lo difícil que es consagrarse en el mundo del fútbol. Como jugador se lo tuvo que currar para poder llegar hasta Primera, donde debutó con 26 años, y hacerse un nombre. En su etapa en el Espanyol sabía que había compañeros que tenían más calidad, pero también era consciente que con trabajo, máxima concentración y sin relajarse en ningún momento tendría sus oportunidades. Fue protagonista en el campo en una buena época del conjunto perico y se ganó la admiración de toda la hinchada. Su implicación, compromiso, sacrificio, garra, carácter y condiciones de líder le ayudaron a conseguir su objetivo. Y estas características, junto a la ilusión que tiene por el fútbol y sus conocimientos de este deporte, estoy seguro que ayudarán a que el Elche empiece a recuperar el lugar que le corresponde en el fútbol nacional. Con una filosofía muy clara, en la que el grupo está por encima de todo, tiene marcado que la ilusión es fundamental para que lleguen los éxitos. Es un enamorado del fútbol y sus secretos, por lo que no deja nada a la improvisación. En el Espanyol, si ser una estrella, ejerció de líder con sus actos. No olvida una frase de su padre que decía que «hay que valorar a la gente por lo que hace, no por lo que dice». Y Pacheta hace muchas cosas. Y casi todas positivas. Como futbolista siempre fue un ejemplo. Y ahora, tras su paso por los banquillos del Numancia, Oviedo, Cartagena, Hércules, Korona Kielce de Polonia y Ratchaburi de Tailandia, le llega una nueva oportunidad en los banquillos. En estos momentos, lo que debería hacer la plantilla es apostar por el espíritu Pacheta. Un jugador que demostró que con trabajo y sacrificio se podían cumplir los sueños. En la vida hay que buscar la suerte y después ésta debe sonreírte, y él se merece que la afortuna también le acompañe en esta nueva etapa. Pacheta, un tío querido, y de esos que yo siempre quiero tener en mi equipo. Ojalá al fútbol nunca le falte su espíritu competitivo.