Clint Eastwood es un actor que inicialmente se dio a conocer por sus papeles de rudo e inexpresivo vaquero en aquel género de películas hechas con bajos presupuestos, aunque algunas de ellas innovadoras y estéticas, producidas en su mayoría en Italia y denominadas spaghetti westerns, entre las que recuerdo algunas tan conocidas como El bueno, el feo y el malo o La muerte tenía un precio del director romano Sergio Leone.

Y a una extensa trayectoria cinematográfica de Eastwood como intérprete hay que añadir más de una treintena de películas como realizador, con obras tan singulares como Million Dollar Baby, que es una película sobre el mundo del boxeo, la incomunicación y la soledad, o como la excelente cinta del oeste titulada Sin perdón, o como el complejo y profundo drama Mystic River sobre la amistad, los límites éticos, la inocencia y la venganza.

Y pasa el tiempo y el actor Clint Eastwood se esfuerza por mantener alejados los efectos inevitables del devenir de los años, intentando mantener el oficio que ha sido, imagino, la pasión de su vida, incluso cuando el talento y la inspiración no estén siempre presentes a la altura esperada.

Como sucede en su última película, de título 15:17, tren a París, que es un filme de acción y de amistad, basado en hechos reales, que narra cómo tres jóvenes americanos que viajaban de vacaciones por Europa se enfrentan a un terrorista en un tren con destino a París, con quinientos pasajeros a bordo, describiendo el filme cómo se inicia su amistad y cómo evoluciona hasta encontrar por fin su destino.

Y es que los amigos representan un necesario pilar en la vida de los seres humanos, pues idealmente siempre es posible contar con su apoyo y ayuda, estando dispuestos a prestar la atención y considerar las necesidades del otro como propias, escuchando con el corazón y manteniendo un diálogo abierto y sincero inspirado por el afecto y el cariño.

Y en cuanto al destino, considero que es cada persona quien elige qué desea hacer y cómo responder a las situaciones y cuestiones que inciertamente se le plantean, pues somos nosotros los que con las propias y libres decisiones podemos llevar a efecto el proceso de transformación hacia el objetivo deseado, para lo cual es decisivo el cambio de actitud, aceptando también que hay una parte del destino que no depende de nosotros y por tanto no lo podemos controlar, pero en todo caso mediante un planteamiento de pensamientos decidido y optimista.

Y hablando de optimismo, leo la noticia de que Clint Eastwood se está planteando volver a actuar, con la intención de dirigir y protagonizar el reparto de una película que contará la peculiar historia de un veterano de guerra y distinguido horticultor, que con noventa años, caray, se plantea un turbio negocio con un cártel de drogas mexicanos.

Vaya, sí, noticia muy optimista.