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Desde mi terraza

Palabras para Julia

El Teatro Principal acaba de anunciar la programación de la temporada de primavera, con interesantes espectáculos teatrales que iremos abordando con detenimiento. Y arranca, este fin de semana, con la sugestiva presencia de Julia Gutiérrez Caba quien, junto a Miguel Rellán, aborda un texto del norteamericano A.R. Gurney, novelista y dramaturgo fallecido el pasado mes de junio. Cartas de amor es ya una obra mítica porque ha sido interpretada en todo el mundo siempre por actrices míticas, desde Lauren Bacall a Anouk Aimé. La obra se estrenó en España hace veinte años con otra pareja célebre, Analía Gadé y Alberto Closas; y es el texto que con acierto ha elegido la señora Gutiérrez Caba para reincorporarse al teatro tras más de quince años de ausencia. La última vez que la vimos en Alicante fue en el año 2002 interpretando Madame Raquin, del francés Émile Zola. Por lo tanto esta visita adquiere características extraordinarias por el interés del texto y especialmente por la presencia de una actriz valorada y respetada por toda la profesión teatral y por el público; las nuevas generaciones tienen ahora la oportunidad de descubrir a la máxima representante de una saga teatral que, durante varias generaciones, ha simbolizado la esencia del teatro; tras el fallecimiento de su hermana, la recordada Irene Gutiérrez Caba, la saga continúa con su hermano Emilio y con su sobrina nieta Irene Escolar, considerada ya, y pese a su juventud, como una figura imprescindible en el teatro actual. Muchos descubrimos a Julia gracias al añorado Estudio 1, espacio mítico de TVE que permitió al público familiarizarse con el teatro, y en el que Julia interpretó un sinfín de obras de todos los géneros. Sobre los escenarios, nuestra actriz elige como sus trabajos memorables A Electra le sienta bien el luto, de Eugene O´Neill, Flor de cactus (junto al gran Alberto Closas), comedia romántica de Gene Saks,y Petra Regalada de Antonio Gala; y siempre lamentaré no haber visto las dos primeras de las citadas obras porque en aquella época no estaba todavía inmerso en el mundo del teatro. Mi relación con la saga de actores arranca con haber programado en el Aula de Cultura La señorita de Trévelez, uno de los mayores éxitos de nuestro paisano Carlos Arniches, que contaba con Irene como protagonista. Más tarde conocería a Julia y a Emilio, creándose una corriente de simpatía recíproca basada -en mi caso- en el respeto a una familia que ha significado mucho en la historia del teatro español. Pero mi pasión por los mitos nunca me ha impedido perder la objetividad, y por suerte he sabido separar la fascinación, de la valoración concreta del trabajo bien hecho. Tanto Julia como sus hermanos han sabido asumir la fama con la naturalidad y la humildad que les proporciona su relación con las tablas desde la infancia («¿De qué vas a presumir si para mí esto es lo más normal del mundo?», ha dicho Julia), postura que les honra en un mundo en el que la vanidad es fruta del tiempo. Junto a su categoría de indiscutible primera actriz, Julia es ingeniosa, divertida y tan natural en el escenario como en su vida privada; con el añadido de interesarse siempre por la vida de su interlocutor, actitud no muy frecuente entre «los famosos». Animo a los jóvenes espectadores a que aprovechen la oportunidad de ver a una de las máximas figuras de nuestro teatro. Palabras para Julia es, como el lector sabe, un bellísimo poema que José Agustín Goytisolo dedicó a su hija, y que Paco Ibáñez convirtió en canción inolvidable. Aprovecho el título para dejar aquí «mis palabras para Julia», en forma de pequeño homenaje de un «admirador amigo» o «amigo admirador», que ya no sé cuál es el orden. Julia lo merece.

La Perla. «El efecto de leer una crítica favorable o una desfavorable me dura lo que un trayecto en taxi» (Nuria Espert).

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