Pese a que la Comunidad Valenciana fue el primer punto de España en donde se implantó la Formación Profesional Dual porque la entonces consellera de Educación, María José Catalá (PP), quería hacer méritos con el ministro de Educación, José Ignacio Wert; se puede concluir tras los años transcurridos que ha sido un gran fracaso, por lo menos en la provincia de Alicante. Los datos así lo ponen de manifiesto. Y la verdad es que no se entiende. En Alemania -el modelo que aquí se tomó para sacar a los jóvenes del paro-, el 75% de los estudiantes de Formación Profesional están en el modelo Dual, que les reporta 800 euros de salario al mes y les garantiza un puesto de trabajo al término de los estudios que son eminentemente prácticos en las empresas. En Suiza, la FP Dual es solicitada por el 85% de los alumnos, en Francia y Austria, el 40%; en Holanda, el 35%; en España un 3%, en la Comunidad Valenciana es un triste 2,2% y en la provincia de Alicante, el 1,45%. Estoy convencida de que los alumnos alicantinos no son más tontos que los alemanes, los franceses o los suizos, ni mucho menos. Los empresarios germanos vienen desde hace años aquí, hacen una selección y se llevan a los mejores para sus empresas. Los profesores no son peores que en el resto de Europa porque ahí está la competición internacional FP Skills en la que es raro el año en el que no les damos sopa con hondas. ¿Qué falla? Parece evidente. Las empresas. En una provincia como la nuestra en la que las organizaciones empresariales están en descomposición, donde no se considera que se deba pagar a un aprendiz que se está formando porque se paga lo menos posible, y todo lo que se pueda en negro, a un operario bien formado es difícil que salga adelante un sistema que en el País Vasco les ha permitido reducir el paro juvenil a la mitad.
