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Tomás Mayoral

Opinión

Tomás Mayoral

Una época, a juicio

Ha transcurrido tanto tiempo desde que el caso del presunto amaño del PGOU de Alicante comenzó que ahora que por fin llega a uno de sus estadios casi finales, con el anuncio de la apertura del juicio oral, parece que más que a personas (de no menor importancia, precisamente: entre ellas están nada más y nada menos que dos que ocuparon la alcaldía de esta ciudad) estamos ya juzgando una época. Hablar de época remite a hablar de historia y hablar de historia remite a hablar de pasado lejano. Un juez decidirá si Alperi, Castedo, Ortiz ´et al´ manipularon a su antojo la norma más capital que un ayuntamiento puede tener: su Plan General de Ordenación Urbana. Pero, decida lo que decida, no nos engañemos, tendrá un impacto limitado en una opinión publica que recuerda vivamente a los personajes, menos nítidamente los hechos juzgados y muy levemente el trasfondo e importancia de las acusaciones que se dirimen. Decía que, de oca a oca, época remite a historia e historia a pasado. Faltaba un salto más en este agujero de gusano capaz de encadenar conceptos: pasado remite a olvido. Eso es lo malo.

La afirmación de que es una época la que va a ir a juicio tal vez nos permita sortear lo que pueda, circunstancialmente, pasar en esa vista, para fijarnos en el trasfondo, que va más allá de la culpabilidad o inocencia de los acusados. Porque en esa época, no estaban ellos solos.

Estábamos también nosotros. Sería duro recordar que miramos largo tiempo a donde no debíamos y que algunos se sintieron impunes ´másters del universo´ porque demasiados se sentían contentos con liderazgos tan banales como, a la postre, peligrosos. Juzgando una época, nos juzgamos a todos, que es exactamente lo que el juez de este caso no va a poder hacer nunca. Si los acusados son declarados culpables, deberíamos asumir que ellos no deberían ser los únicos.

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