Menudo espectáculo el que llevan protagonizando el Partido Popular y Ciudadanos en su enfrentamiento sin cuartel por el espacio de la derecha o del centro derecha. En el «y yo más» por ver quién lidera ese espacio político. Y todo cuando casi estábamos convencidos de que esa escala izquierda-derecha era un invento de la intelectualidad, o de los rojos vaya usted a saber. Hay intento de «sorpasso» político -sobrepasar? al PP en la derecha. En esto no hay diferencias con la otra banda del espectro político.

Históricamente a la izquierda se la ha definido por una posición ideológica. La izquierda aparece en defensa de los derechos sociales, las libertades políticas, la defensa de la comunidad, es más cercana a la lucha del obrero, de los pensionistas, de los grupos más débiles. La derecha se asocia con valores materiales, con los poderosos, con el interés por el dinero y el éxito personal, con la importancia de incrementar el poder adquisitivo. En España a la derecha se la identificaba con la dictadura, mientras la izquierda luchaba por la democracia; en Europa era al revés, a la izquierda se la identificaba con las dictaduras comunistas. La izquierda era progresista innovadora y la derecha defensora de los valores tradicionales y bastante conservadora. En nuestro país la derecha se identificaba con el españolismo, y la izquierda con el reconocimiento de las autonomías, cuando no con el antiespañolismo. Para unos la política es gestión pura y dura, incluso se reduce a la economía, y para otros tiene una dimensión ideológica y simbólica, por lo tanto, todo es política. La derecha electoralmente se moviliza más y casi en su totalidad, mientras que la izquierda siempre era más puntillosa a la hora de votar; no vota tapándose la nariz, se abstiene.

La diferencia entre izquierda y derecha estaba desapareciendo, decían, como mucho se hablaba de progresistas y conservadores. Unos y otros se comportaban igual. La izquierda no era alternativa al sistema capitalista, se argumentaba, casi no había diferencia en el ámbito económico entre partidos de izquierdas y de derechas. Por otra parte, la derecha acaba aceptando políticas de mayor tolerancia y apertura en el campo de la moral, de la sexualidad, o del género. Se repite hoy que la corrupción es general: todos son iguales; y el «unos son más iguales que otros», que dijo Felipe González no parecía haber calado. El último argumento era que el aumento de las clases medias acarreó una perdida de identidad ideológica de los partidos. No son razones para echar en saco roto, pero la realidad es que Ciudadanos y el PP se están currando de lo lindo para ver quién lidera la derecha o el centro derecha.

El PP y C's están haciendo carreras en los valores tradicionales de la derecha: gala de su españolismo -nacionalismo españolista- ; defendiendo que el gobierno central reasuma o recentralice competencias; asumiendo la sacrificada gestión económica, incluso votando el presupuesto; defensa de los derechos individuales y las libertades, especialmente en Cataluña, y apoyo a la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana -«ley mordaza»-. Ambos coinciden en congelar iniciativas de la oposición: desde la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica; la renta vital garantizada; la revisión de las pensiones en el pacto de Toledo; la derogación de la reforma laboral, o de la misma «ley mordaza». C's busca el «sorpasso» al PP en la derecha en sus exigencias contra la corrupción, sus peticiones de dimisión en Murcia, en el Senado; mientras el PP busca en la trastienda de C's para alimentar el «todos son iguales».

Unos y otros, C's y PP, saben que después de las próximas elecciones, municipales, autonómicas y generales, el que gane va a necesitar al otro para gobernar. La pugna por el espacio de la derecha puede alejarlos del centro político dejando el mayor granero de votos al PSOE. Hay muchos sondeos predicando el «sorpasso» de C's, de momento del último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sólo se pronostica un gobierno de coalición. La derecha política se reivindica derecha, y, seguramente sin pretenderlo, reanima a la izquierda. De momento hay derecha política.