Es una planta natural, el tabaco y el alcohol son peores pero están legalizadas, es toda una cultura que cambiará el mundo, etcétera. ¿Se lo creen?

Lo cierto es que a nuestra generación obediente, porro nos cae bien, tiene buena imagen, digamos que entre las «cabras» que nos han vendido está esa. Es cierto que el porro fue para nosotros sinónimo de fiesta, de nochevieja, de concierto de Roc & Ríos en el pabellón. Esto nos lleva a pensar que ahora es igual y somos permisivos, progres y profundamente estúpidos.

Ya no es así, ni mucho menos. Ahora empiezan muy jóvenes y fuman todos los días, es el símbolo de pertenencia a un grupo. Ricos y pobres, listos o cazurros se sienten aceptados y eso es muy importante a los 14 -17. Lo malo es que lo hacen en un momento en el que se están formando física y mentalmente y se quedan pillados, inconscientemente atrapados en una dinámica que les lleva al enfrentamiento en el colegio, en casa y con todo el sistema social, policía incluida. Les está afectando al sistema nervioso central.

No razonan normal, merman su salud, pueden romper con su familia, y se pueden meter en líos muy serios. Es terrible para ellos, sobre todo porque ni lo ven, ni pueden salir solos de esa espiral tóxica.

Los padres, alertados y perdidos, llegamos tarde, nos perdemos en nuestro buenismo cobarde y relativizamos el tema. Pero no hay otro camino que la oposición absoluta y radical, sin violencia pero firme, con todos los apoyos que hagan falta, psicólogos, psiquiatras y todo lo que les ayude a dejarlo, sin regatear porque nos lo jugamos todo. Además tenemos que exigir que se persiga a los que se forran con ellos, es decir, con nosotros y acabar con la manipulación y anzuelos que hay en la red, con todas las mentiras que se tragan estos chavales. Aquí no hay libertad de expresión ni derechos que valgan, ni beneficios terapéuticos ni falacias semejantes. Hay que pensarlo, no vale esconderse, el suicidio es la primera causa de muerte entre adolescentes.

El camino pasa por ser conscientes de que no es una tontería, hay que estar atentos, hay que luchar por desenmascarar a los sinvergüenzas que se enriquecen con esto. Y si legalizar su venta sirve para reducir el consumo y normalizar algo, hágase. Hay que exigir a las autoridades que luchen contra las mentiras y las manipulaciones de internet sobre este asunto.