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Los premios

La sociedad actual celebra continuamente actos y festejos en los que se entregan premios como reconocimiento a las aportaciones que personas ilustres por lo creativas o simplemente trabajadoras añaden a nuestro entorno. Y Alicante no escapa a esta costumbre, y es rara la institución, asociación, grupo a gremio que no reconozca cada año los méritos de algunos de los miembros que las componen. Pero entre todos estos reconocimientos locales hay dos eventos que, desde mi punto de vista, merecen ser especialmente destacados; me refiero a los Importantes de INFORMACIÓN y al Premio Maisonave, este último con 17 ediciones hasta la actualidad. Como el lector sabe, el Premio Maisonave lo concede la Universidad de Alicante para reconocer los valores cívicos que personas procedentes de distintas disciplinas aportan a la ciudad, y que por lo general se han destacado por enriquecer con la constancia de su trabajo a la sociedad alicantina en los aspectos culturales, científicos, literarios, político-democráticos… entre otros. En cuanto a los Importantes del diario INFORMACIÓN también tienen como base los reconocimientos citados pero referidos a toda la provincia y tanto a personas como instituciones públicas o privadas. Hoy mismo tendrá lugar la Gala número 33 de estos premios, que por su ascendente repercusión en todos los sectores ha ido cambiando de sede en función del gran número de asistentes, razón por la que en los últimos años se viene celebrando en el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA). Las entregas de los premios suelen constituir por lo tanto un acto festivo y un punto de encuentro y reunión de quienes son la sangre que da vida a esta provincia; y también a otras, puesto que los premios se celebran en otras provincias donde Prensa Ibérica tiene cabeceras de periódico. Es por tanto una feliz idea que tiene una enorme repercusión social de ámbito provincial y que, en el caso de Alicante, moviliza a la plantilla entera del periódico en un afán de que su fiesta adquiera esplendor y sea realmente la fiesta de todos los lectores alicantinos poniendo en valor a los premiados.

Ya se sabe que estos festejos tienen, por lo general, cierto aspecto frívolo donde se lucen galas fulgurantes y quizás se dirimen sentimientos enfrentados; no es el caso de los premios a que me refiero en este artículo, netamente alicantinos y netamente dedicados a ensalzar los frutos del trabajo bien hecho. Pero lo más importante a destacar es que las gentes receptoras de los galardones son personas buenas, que no es lo mismo que buenas personas, ese es otro matiz. Y es que en una España absolutamente enturbiada por los acontecimientos políticos, los premios son un respiro; esa España donde ha triunfado la codicia sobre la honradez, la picaresca sobre la honestidad, en una disparatada espiral de descarado robo público y privado, que tiene a la Justicia al borde del colapso. Y por si fuera poco con los actos de rapiña política, en los que la Comunidad Valenciana se lleva la palma, la lamentable situación catalana ha sido la guinda del pastel. Y España entera está inquieta. Por todo ello estos premios vienen a sanear el ambiente, a hacer el aire más respirable puesto que nos recuerdan que hay personas buenas y valiosas que contribuyen al desarrollo humano y por lo tanto al desarrollo social; fomentar los valores que los premios conllevan es, además de un acto de reconocimiento público, una forma de recordarnos que en el estiércol pueden nacer flores. O sea, que no todo está perdido.

La Perla. «Jamás te niegues a aceptar el premio de tu trabajo. El que se niega es más vanidoso que el que acepta; sabe que así dará más que hablar». (Noel Clarasó, escritor catalán)

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