El pasado sábado estuvo Rajoy en Elx. Con tal motivo, el alcalde, Carlos González, le dedicó una carta abierta, en este periódico, en la que le recordaba una serie de necesidades e incumplimientos que tiene el Gobierno con esta ciudad.

El problema es que, a nuestro presidente del Gobierno, le da igual que la carta fuera abierta o cerrada, rellena o en blanco. Él va a lo suyo: mantenerse en el poder como sea, máxime ahora que se acercan elecciones y que las encuestas ya no son tan favorables como antaño.

Sus formas de hacer, o no hacer, política le han funcionado mucho tiempo. Pero todo tiene un límite. La ciudadanía empieza a estar harta de un presidente de Gobierno que nunca sabe nada; que no es responsable de nada; que aunque lleva más de seis años gobernando todavía nos habla de la «herencia recibida»; que se ha cargado la hucha de las pensiones; que, con su reforma laboral, ha destrozado el mercado de trabajo y precarizado, como nunca, a la clase trabajadora; que, con él, se han alcanzado niveles de corrupción vergonzosos; que, ante los problemas políticos, los judicializa o, como en el caso de la discriminación salarial entre hombres y mujeres, dice aquello de «no nos metamos en esas cosas»; y eso por no citar más ejemplos.

Ante su lento, pero persistente, declive en las encuestas, el crecimiento de rivales directos como Ciudadanos y la sensación de la necesidad de un cambio de ciclo (incluso entre los propios votantes del PP), se resiste a darse cuenta de que su tiempo ha pasado. Se ha metido en un «bucle» donde lo importante no es hacer cosas, sino aparentar que se hacen. El problema es que es mucho lo que hay que cambiar y mejorar.

Nuestro alcalde le recordaba, en esa carta que, aunque abierta, nunca leerá, buena parte de los problemas pendientes que tiene el Gobierno con esta ciudad y que siguen sin concretar. Y, lo curioso, es que casi todos ellos han estado prometidos en reiteradas ocasiones. Y algunas, muy recientes.

A finales del pasado año, el ministro de Fomento anunció una serie de compromisos para Elx en temas ferroviarios, carreteras, etc., que supuso un auténtico «chute» de optimismo generalizado. Todo el mundo quedaba extasiado ante tales promesas, incluso hubo debate entre el Gobierno local y la oposición para ver quién había hecho más méritos para conseguirlo. A alguno aquello nos pareció obra más de un Rey Mago que de un ministro. Y todo apunta a que, lamentablemente, así sea. Para colmo, este año se ha discutido mucho sobre si los Reyes Magos llegaron a existir y si eran Magos de verdad; aquellos no lo sé, pero alguno de los de ahora sí lo parecen: todavía son capaces de ser creíbles en temas donde se nos viene engañando desde hace años y eso tiene mucho mérito.

El problema es que, aunque renueven las promesas y las pinten mejor, las necesidades inversoras en nuestra ciudad siguen pendientes. Comprobarlo y padecerlo es el mejor antídoto contra esa «magia potagia» del actual Gobierno central: la Ronda Sur no se completa y, además en plan chantaje, te dicen que te hagas cargo de la primera fase, que está hecho un asco en la jardinería por dejación ministerial, si quieres tener esperanzas de que llegue la segunda algún día. Si ni siquiera mejoran los accesos al aeropuerto por carretera, a pesar de su peligrosidad, ni resuelven el tramo de la autovía Alicante-Murcia colapsada. Por no hablar de la conexión ferroviaria con el aeropuerto, o la mejora de las cercanías Alicante-Murcia; o la conexión con el apeadero de Matola, etc. ¿Verdad que suenan estas promesas, que muchos daban casi por hechas hace poco?

A estas alturas está claro que no se puede seguir confiando en promesas de un Gobierno que no es de fiar. Hay que continuar exigiendo, pero tal vez haya que hacer algo distinto. El Ayuntamiento de Elx debería, a la vista de tanto engaño, convocar a la ciudadanía ilicitana a que se manifieste, que se posicione claramente ante esta situación de olvido y dejación. El alcalde puede seguir mandando cartas, pero sería muy útil que liderara, junto con el equipo de gobierno y con todos los concejales, a todos debe interesar, una convocatoria a todos los partidos, sindicatos, colectivos sociales, ciudadanos y ciudadanas para que reclamen soluciones en vez de tanta promesa. El Consell ha llegado a convocar una manifestación para reclamar mejor financiación. Tal vez el Ayuntamiento debería promover otro tipo de actuaciones si quiere, de verdad, que a Elx se la respete como debe. Lo contrario es seguir esperando y dejarse engañar. El momento es el adecuado. Las elecciones se acercan y los votos empiezan a ser más importantes. Se presenta una oportunidad. Aprovechémosla.