El cine puede considerarse uno de los mejores canales para la comunicación de las emociones. Probablemente todos hemos llorado alguna vez frente a la pantalla y, de seguro, nos hemos reído a carcajadas con las ocurrencias o tropiezos de uno de nuestros actores cómicos favoritos.

Desde el nacimiento del séptimo arte, aparecieron directores con una habilidad especial para transmitir una emoción en concreto -suspense, miedo, tristeza, humor, alegría?-, llegando a convertirse en verdaderos maestros. Vamos a repasar esta curiosa lista de los grandes directores cinematográficos en función de la sensación que lograron transmitir.

El maestro del suspense es, sin duda, Alfred Hitchcock, nacido en 1899 en Londres. Hitchcock contaba a François Truffaut, en unas antológicas entrevistas que, de pequeño, su padre le pidió a un amigo policía que encerrara a Alfred por unos minutos para que aprendiera las consecuencias de portarse mal. Aquella experiencia resultó realmente traumática para el director, y condicionó toda su obra posterior. Películas como Vértigo, Psicosis o Los pájaros, transmiten con maestría ese suspense de la angustiosa espera que precede al terror. Pero no olvidemos que gran parte del mérito lo tiene su músico habitual: Bernard Herrmann.

Steven Spielberg (Cincinnati, 1946) es, rotundamente, el director de la emoción adolescente. Cómo no conmoverse ante el personaje de un joven Christian Bale cantando Suo Gân en los barracones de los prisioneros estadounidenses en su largometraje El imperio del sol. Lo mismo ocurre en las diferentes entregas de Indiana Jones, E.T., Tiburón? Las claves se encuentran en el uso del contrapicado, la increíble habilidad narrativa para la construcción del héroe, los momentos emotivos y memorables, el importante trabajo de montaje y la aportación del músico de la mayoría de sus filmes: J ohn Williams.

Nadie como David Lynch (Montana, 1946), ha logrado generar en el espectador la sensación de desconcierto. Películas como Terciopelo azul, Mulholland Drive o El hombre elefante, así lo atestiguan, con sus tramas oníricas, su uso del video, su elección de actores con defectos físicos en ocasiones, su fuerte inspiración pictórica y la compañía de un músico igualmente desconcertante en sus films: Angelo Badalamenti.

Aunque nos gustaría desarrollar mucho más esta lista, citemos para terminar al director del horror, David Cronenberg (Toronto, 1943). En sus más de 20 largometrajes, entre los que destacan Scanners, La mosca o Crash, nos transmitió el miedo a la infección, a la transformación, a la enfermedad psicosomática. En todo ellos, el compositor Howard Shore aportó su cuota de terror.