Andaba el otro día el presidente de España diciendo alguna que otra barbaridad. Esta vez nos tocó a las mujeres. Y tan tranquilo que se quedó cuando le preguntaron sobre la desigualdad salarial entre hombres y mujeres y él, sin pestañear espetó «No nos metamos ahora en eso». Pues le pregunto yo al presidente de España: ¿Cuándo, en qué momento exacto nos vamos a meter en lo que usted llama «eso»?

Yo no sé, no tengo ni idea si Rajoy acumula en su persona enormes habilidades, no lo conozco. Sin embargo sus actos me indican que es un experto en no nombrar específicamente aquello sobre lo que se le pregunta y no le interesa hablar. No se pierdan ustedes la diferencia. Rajoy no es que no hable de lo que se le pregunta, es que ya ni siquiera lo nombra. Esto es grave amigos y amigas, porque no lo hace sólo en este tema, que también. No hay más que ver cómo por ejemplo cuando le preguntan por Bárcenas contesta siempre también sin nombrarlo «ese señor sobre el que ustedes me preguntan». ¡Pura estrategia amigos!

Señor Rajoy, mejor que nosotras las mujeres, nadie sabe mejor que lo que no se nombra no existe, no innova usted nada ¿Qué nos va usted a contar a nosotras? Porque a lo largo de la historia no se nos ha nombrado en infinitas ocasiones. No nombrar algo es la mejor manera de hacer que no exista. Se invisibiliza. Su estrategia Mariano Rajoy es tan antigua como la desigualdad que sufrimos las mujeres.

Recientemente he podido escuchar al expresidente Zapatero afirmar que una de los mayores agravios y errores de la historia de humanidad es la discriminación que los hombres provocan a las mujeres. Sea esta del tipo que sea. ¿Y sabe qué señor Rajoy? la desigualdad salarial entre mujeres y hombres es una forma más de violencia sobre las mujeres. Pasa el límite del entendimiento, desborda la irracionalidad y abona la desigualdad para hacerla más grande y más potente.

La brecha salarial de género es la diferencia de salario entre mujeres y hombres por trabajo igual. La brecha salarial es lo que usted llama «eso». Y como dice Naciones Unidas «es el mayor robo de la historia» y yo añado otro robo más a la identidad de las mujeres como tales. Se lo explico señor presidente un poco más claro: esa diferencia salarial es la suma de las desigualdades en el empleo, en las horas de trabajo, y también en los tipos de contrato, etcétera.

La desigualdad nunca viene sola. Es una forma de entender y vivir. Se acaba con ella desde la acción global, sin apartados. Y tiene nombre señor Rajoy, intente repetir conmigo «la desigualdad entre mujeres y hombres existe». Que lo repitan también los miembros de su partido en esta Comunitat que nada dijeron de sus afirmaciones.

Yo me quedo con las palabras del president Ximo Puig que siempre nos nombra, porque existimos en este proyecto para hacer una sociedad mejor: «Debemos actuar contra los machistas. Hay un problema profundo de desigualdad que no puede dejar de ser prioritario».