El Hércules entró en la UCI el 29 de Junio de 1995, día en que se convirtió en Sociedad Anónima Deportiva. De ahí salió en contadas ocasiones con la recomendación de que, si se esmeraba en el cuidado de sus dolencias, no debería recaer. Las recomendaciones fueron desoídas, cayeron en roto saco, y retornó a severos cuidados intensivos, en los que lleva varios años, haciendo que, a sus deudos, los herculanos, sólo nos quede la historia de los 70 del siglo pasado como pócima para aliviar nuestra amargura, haciendo bueno el dicho que cualquier tiempo añejo es mejor que el presente.

Ese día, dejamos de ser socios, y aparecieron los hombres de negro, los accionistas, los dueños de la institución. Siempre he mantenido que dueños son de casi todo, excepto de los sentimientos, pues éstos anidan en todos esos anónimos desconocidos que hacen que el Hércules aún tenga cansinos latidos en su fatigado corazón. Nací en Asturias, lugar en el que el ADN anclado en sus habitantes es la filosofía de preservar las leyendas, de conservar lo propio a cualquier precio, transmitiéndose de generación en generación en su camino hasta la inmortalidad; los cuerpos mueren, las tradiciones, los mitos, nunca. Cuando el Real Oviedo descendió a los infiernos, 3ª División, único equipo del que soy accionista, al igual que otros 20.000 repartidos en todos los continentes, llegó a tener más socios que nuestro Hércules en Primera. La simbiosis entre los colores del club y la sociedad local es absoluta, hasta aquellos que no les gusta el fútbol se preocupan los lunes de saber cómo quedó «su» Oviedo. Al cierre de la jornada 26ª de la presente Liga ocupa posiciones de liguilla de ascenso a 1ª, muy cerca de las dos posiciones de ascenso directo.

Volviendo a nuestra particular historia, la SAD nació con un capital social de 3.100.000 ?. Éste se ha visto ampliado en varias ocasiones hasta llegar a fecha 30-06-2016 a un total de 23.900.000 ?. Tras la reciente adjudicación por el IVF del 87,76% a una sociedad que licitó por dicha participación, pertenece a Valentín Botella el 8,04%, a Enrique Ortiz un 3,11%, y el resto, 1,09 % a pequeños accionistas. Sin embargo, el tamaño del capital social se ennegrece al convertir en negativo los fondos propios, -28.200.000 ?-, y ello pese a que los accionistas aportaron 14.600.000 ? para compensar pérdidas, evidenciándose unas pérdidas desde su conversión cercanas a los 69 millones de euros, lo que no deja en buen lugar a los hombres de negro, que han incurrido en tales pérdidas, pese a lo cual, el Hércules sigue malviviendo en las cloacas de la Segunda B.

Extractado a modo sencillo, los accionistas han puesto capital por 38,5 millones, sin contar otras aportaciones vía préstamos, todo lo cual se ha esfumado sin esperanzas cercanas en el tiempo de recuperar algo de lo puesto, lo que no deja de ser un problema exclusivo de los que arriesgan su dinero, capitalismo puro y duro, ninguna objeción aparte de una más que merecida crítica por una mala gestión, pero, en fin, el dinero es suyo, pero los sentimientos nuestros.

Este es el panorama con el que se encuentra el nuevo presidente, profesional ligado al Hércules y, por ende, corazón blanquiazul, lo que alienta que no sea un presidente más que pase a la historia por ser eso, uno más. No digo que sea el mesías que todos los herculanos estábamos esperando, pero sí alguien que será un presi obediente, pero con criterio propio. Sabe lo que son los vestuarios por dentro y por fuera y mantiene magníficas relaciones con LFP y RFEF, sabe cuáles son los mandamientos del fútbol, protocolos para los agnósticos, y es consciente de que a pesar de que se cumplan, el éxito no está garantizado, y que lo que está certificado es el fracaso si no se ejecutan, sabe que los éxitos en el fútbol son como las añadas de los vinos, excelentes, muy buenas, buenas, normales y medianas.

Sabe que una ciudad deportiva cercana con, al menos 10 campos, es imprescindible, sabe que tendrá a su lado a decenas de exjugadores a los que se ha ignorado durante mucho tiempo, sabe que el fútbol base no es una reliquia, sino una fuente de ingresos por derechos de formación, sabe que a los pocos socios que nos van quedando, hay que cuidarlos, sabe que el Hércules tiene que volver a ser un andamio sólido de la imagen de esta ciudad, sabe que su simple nombre basta para encauzar ayudas sociales hacia los más desfavorecidos, sabe que cualquier cambio de categoría hacia arriba genera mayores ingresos, gran parte de los cuales se quedan en la ciudad, sabe que tiene que negociar con el IVF el retorno del estadio a su casa natural, ¡¡¡sabe tanto!!!

Termino con dos deseos a corto, tampoco pido mucho. Uno, que el Presidente de la Generalitat se siente un día en el palco, señal de que las relaciones institucionales transitan por buen camino; y dos, que las puertas nominadas por el 90 Aniversario aún no reconocidas públicamente, tengan sus legítimos dueños, la primera la de Giuliano, leyenda de los tiempos de gloria. Digo yo que a si a Perramón le ha puesto el Ayuntamiento una calle, o Parra fue Rey Mago, parece rarito que un mito como el gaucho siga en el exilio.

Sería una extraordinaria señal que el señor Ortiz permute el color negro por el de la esperanza, motivo para que, si nos ha mantenido en la UCI, pero vivos, tiempo es de cambiar el rumbo.

Que la fuerza acompañe a los dos Enriques, los herederos del Chepa nos lo merecemos.