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C.Pascual

Opinión

C. Pascual

Cuando quieren, pueden

El gobierno local del socialista Gabriel Echávarri superó este pasado viernes la frontera de los 100 días tras la ruptura del tripartito de Alicante. Un día antes, el Pleno sacó adelante los presupuestos municipales, con los votos a favor de PSOE, Guanyar, Compromís y el tránsfuga Fernando Sepulcre (ex de Cs). El camino hacia la aprobación no fue sencillo, pero tampoco lo áspero que se esperaba de puertas adentro en el Ayuntamiento. De hecho, hasta última hora, pocos apostaban por que PSOE y Guanyar pudieran alcanzar un acuerdo en un escenario marcado por la doble imputación del alcalde por presunta prevaricación.

Para llegar a la aprobación inicial, Echávarri y Pavón han tenido que ceder mucho más de lo que ambos deseaban en su fuero interno, algo excepcional durante la etapa del tripartito al frente de la ciudad. Y es que la negociación de los presupuestos municipales, los terceros del presente mandato, ha evidenciado que cuando quieren, pueden; que cuando Pavón y Echávarri tienen interés real en llegar a un acuerdo son capaces de transigir incluso ante su enemigo íntimo.

Para el alcalde aprobar las cuentas municipales tres meses después de la ruptura del equipo de gobierno por su negativa a dimitir ha sido un victoria moral. Tal vez, pírrica, porque las consecuencias a medio y largo plazo pueden suponer una pesada carga política. ¿Cumplirá el PSOE las promesas que ha hecho a sus exsocios antes de la votación? Puede que no, pero eso queda lejos en sus preocupaciones actuales dada la precariedad en la que sobreviven los socialistas al mando del Ayuntamiento de Alicante, con el apoyo asegurado de sólo 6 de los 29 concejales de la Corporación. Entre esas derivadas de la aprobación de los presupuestos, los socialistas han perdido también la excusa que iban a convertir en mantra en su argumentario de gobierno, con la que iban a culpar ante la ciudadanía a la oposición (sobre todo a Guanyar) de los proyectos que no pudieran salir adelante por falta de financiación vinculada a la prórroga de los presupuestos.

Para alcanzar esos necesarios 15 votos, Guanyar también ha tenido que ceder, y no poco. En su discurso, aseguró Pavón que la postura de su grupo, avalada por la asamblea, fue una cuestión de interés general. No dijo, claro, que la formación huyó, no como Podemos en las Cortes Valencianas, de la acusación de hacer la «pinza» con el PP en contra de unos presupuestos de la izquierda. En la balanza, Pavón optó por apoyar un proyecto clave en la política municipal defendido y, previsiblemente, ejecutado por el alcalde, al que ha dado aire.

En esta negociación, en la que de manera nada casual estuvo ausente Echávarri, ambos han demostrado que cuando quieren, pueden; que las diferencias son salvables si el resultado beneficia a ambas partes. Al finalizar el Pleno, no fueron pocos en la ciudad los que se preguntaron por qué no quisieron antes, por qué no mostraron esa misma actitud durante la etapa del tripartito a los mandos de Alicante. Cuestión de prioridades e intereses, y no precisamente de los ciudadanos.

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