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Desde mi terraza

De Flotats a Andy Warhol

Ayer era Navidad y ya hemos pasado el Miércoles de Ceniza; los almendros en flor que inundan las comarcas alicantinas anuncian que pronto llegará la primavera, las Hogueras, el verano... y vuelta a empezar. Los ciclos se suceden y la vida sigue. Y uno, como cualquiera, intenta vivir una vida lo más plena posible, en mi caso decorada con aficiones concretas que me hacen viajar, cuando las circunstancias lo permiten, para asistir a algún evento destacado y que probablemente no aterrizará en Alicante. Así ha sucedido el último weekend para reunirme con Voltaire y Rousseau, en un encuentro propiciado por el gran Josep Maria Flotats, quien, muy bien acompañado por Pere Ponce representará durante dos meses, y en el Teatro María Guerrero madrileño, la obra La disputa. Voltaire/Rousseau. Cualquier montaje teatral que aborde el actor y director catalán tiene un enorme eco entre los buenos aficionados teatrales, a sabiendas de que la curiosidad investigadora de este creador no nos defraudará; porque Flotats reivindica, ante todo, la palabra, el teatro de texto bien escrito y bien dicho. Y el enfrentamiento de los citados filósofos franceses que se dan cita a la obra, es una batalla dialéctica de altura. El espíritu de la Enciclopedia, compendio filosófico que reunió a un buen número de pensadores en la Francia del Siglo XVIII, tiene en Voltaire y Jean François Rousseau a dos de sus máximos representantes, enzarzados aquí en un suceso concreto que no es sino un pretexto para que ambos expongan sobre el escenario sus diferentes conceptos de la vida. Descubrir a estas alturas la aportación de José María Flotats a la escena española es innecesario; pero conviene recordar que formaba parte de la plantilla de la Comedie Française parisina, la ilustre compañía que mantiene el espíritu de la Ilustración desde hace siglos, cuando fue solicitado por el gobierno de la Generalitat de Catalunya para poner en pie el Teatro Nacional Catalán, en un imponente edificio de corte clásico, construido ?según dicen las malas lenguas- por el entonces presidente Jordi Pujol a mayor gloria de sí mismo. Diversos acontecimientos concluyeron con la salida del director no solo del citado teatro sino también de Cataluña, para suerte de los aficionados españoles que desde entonces disfrutamos de su talento, con base en Madrid y con continuas giras por toda España. El María Guerrero se llena a diario de un público atraído por la personalidad del actor-director, público que gusta de la reflexión a través de la palabra. Y muy cerca de esa teatro, el complejo cultural de Caixaforum alberga dos exposiciones que por sí mismas ya merecen un viaje a la capital del reino: por primera vez se puede ver en España una gran exposición monográfica de quien sin duda es un icono del siglo XX, me refiero al inclasificable Andy Warhol, con sus fotografías trucadas de los grandes personajes del siglo pasado. Y como complemento, el mundo de Giorgio de Chirico, pintor italiano nacido en Grecia conocido por ser el fundador de la scuola metafísica; y es un placer disfrutar de la obra de este italiano del siglo XX (murió en 1978) que funde su visión del mundo actual con el reflejo de los grandes maestros del Renacimiento. Como ya he dicho en otras ocasiones, Madrid me mata; y estoy convencido de que es la ciudad más viva de Europa, en todos los aspectos, desde el artístico al lúdico, desde lo más popular a lo más sofisticado, desde la cabaña al palacio que diría un clásico. El teatro, la música, la pintura, la gastronomía, la pasión por el fútbol, el sosiego del parque del Retiro enfrentado al frenético tráfico invitan al viajero a proyectar un fin de semana reconfortante. Y luego volver, siempre volver a la tierra que pisamos a diario pero con las pilas cargadas.

La Perla. «Sólo entre gente de bien puede existir la amistad, ya que la gente perversa sólo tiene cómplices; la gente interesada tiene socios; la gente política tiene partidarios; la gente de la realeza tiene cortesanos. Únicamente la gente buena tiene amigos». (Voltaire).

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