En lo que llevamos de febrero ya se han dado a conocer dos estudios de opinión muy interesantes: el del CIS y, más recientemente, el barómetro que ha elaborado la Generalitat Valenciana.

Conocer las preocupaciones de la ciudadanía y su opinión sobre cómo mejorar el día a día en nuestra sociedad debe ser una obligación de cualquier Gobierno. Y también es importante analizar si ese Gobierno es permeable a dichas demandas y si cumple con las expectativas que había creado. Los resultados, lógicamente, deben ser lo más transparentes posible y evitar ser «cocinados» en exceso.

El barómetro del CIS nos confirma lo difícil que está resultado salir de la crisis para mucha gente. El Gobierno nos dice que la crisis es historia y que lo peor ya ha pasado, pero la realidad no es tan bonita. Los resultados de la encuesta estatal son preocupantes: el 41,4% de los hogares españoles llega justo a final de mes; a otro 10,4% le resulta difícil y tiene que echar mano de ahorros y para otro 6,6% llegar a final de mes supone tener que endeudarse. O sea, más del 57% de los hogares no lo están pasando nada bien. Y, a la pregunta de cómo considera la situación económica de su hogar en los últimos seis meses, el 62,6% dice que igual, el 23,6% dice que peor y sólo un 13,4% dice que ha mejorado. No es mucho para tanto triunfalismo.

Hace falta estar alejado de la realidad diaria de la población para, ante esta situación, demostrar el Gobierno tanta insensibilidad. Cuando se le recuerda que es el quinto año consecutivo en el que aprueba una subida de las pensiones del 0,25%, contesta que la solución es que ahorren y que contraten un plan privado para tener mejores pensiones el día de mañana. Simplemente leyendo lo que su propio CIS le dice, de cómo lo están pasando los españoles, se haría una idea. Y si no que salga a la calle y pregunte a los jóvenes, a las mujeres, a los contratados temporales, a los que lo están a tiempo parcial, etc. Que les diga a los que apenas llegan a final de mes que tienen que ahorrar para el día de mañana: le contestarán que su urgencia ahora es el día a día. Está bien que Rajoy se reúna, en Elx, el próximo sábado con empresarios y emprendedores, pero también debería atender al sector más desfavorecido y que, encima, es el mayoritario de la sociedad.

Cambiar las políticas que el PP ha desarrollado, hasta ahora, es lo que se desprende de la encuesta del CIS. Aunque, visto lo visto, seguro que sería más efectivo cambiar a los políticos que las han desarrollado por otros que tengan más en cuenta los intereses generales.

En esa línea, el barómetro que ha elaborado la Generalitat, y queíse ha dado a conocer a principios de mes, debe ser un instrumento para visibilizar las preocupaciones valencianas y obligar al Consell a establecer prioridades, especialmente en aquellos temas que son responsabilidad directa suya.

Lógicamente, el primer problema para los valencianos es el del paro. Al 66,1% le preocupa. Y la Sanidad, con el 26,7%, es el segundo problema; seguido de la corrupción, con el 25,3%; y la Educación y Cultura, con el 21%, son las cuatro principales preocupaciones valencianas.

De los temas que más directamente pueden depender del Govern valencià, tal vez sea la corrupción donde más se ha notado el cambio político. A pesar de las noticias diarias sobre el tema, todo se refiere a la etapa del PP en el Consell. Ahora, se acertará más o menos en la gestión, pero es evidente que la corrupción ha desaparecido de la práctica diaria de la política valenciana, y es algo para estar orgullosos. Es cierto que, tanto en Sanidad o en Educación/Cultura es mucho lo que queda por hacer, tal vez demasiado. La herencia recibida ha sido la que ha sido, pero también es cierto que demuestra que deben aumentar los recursos para resolver los problemas. Las listas de espera en Sanidad (para el 83,5% es el tema prioritario en ella), los barracones en centros escolares, etc., necesitan otra velocidad en su resolución. En los temas de Empleo, aunque la competencia fundamental es del Estado, la Generalitat debe exigir más medios para favorecer la implantación de actividades, reconversión de sectores, ayudas a la formación de parados, etc. Seguro que, con otra financiación autonómica, la cosa debería ir mejor.

En nuestra ciudad, padecemos estas situaciones. Está bien que las encuestas demuestren que son preocupaciones reales. Ahora necesitamos que se pase a los hechos. Las promesas quedan muy bien, pero nos las han dicho de todos los colores. En Elx ya necesitamos realidades, de promesas vamos bien servidos.