El Elche de Josico Moreno sigue sin ser un equipo sólido capaz de mostrar una regularidad a lo largo de los 90 minutos de juego. Le cuesta mucho sacar los partidos adelante, no impone su calidad en la medular y lo deja todo a la inspiración de gente de calidad como Benja o Nino para decantar los partidos de su lado. Ser «nueve» en este equipo es sinónimo de quedarte sin ver el balón en todo el partido cuando debería ser todo lo contrario. Los males se vienen repitiendo partido tras partido y apelar a que el rival pierde el tiempo, como ocurrió el domingo en Mallorca, resulta una excusa barata. Al menos, en Son Malferit, el Baleares supo siempre a qué jugar, mientras que el Elche se tuvo que encomendar una vez más al milagro del de siempre, Nino, al que hace un mes se quería sacar por la puerta de atrás. El equipo volvió a caer en la trampa de un rival inferior y en un campo que conocía a la perfección el técnico.

El Elche aún no sabe a lo que juega y tanto cambio de sistema y de jugadores le lleva a la inseguridad. No es momento de probaturas, sino de saber a lo que se juega. Tres conceptos claros y a por los rivales con intensidad. Tener un a, b, c futbolístico marcado e ir a muerte con él, tal como lo hace el Mallorca. Un día juega Nino, al otro Lolo Plá parece insustituible, Benja llega para quedarse con sus goles y ante el Atlético Baleares juega Sory Kaba, que venía de no hacerlo varios partidos. No parece la mejor medicina para un Elche que no encuentra su camino en la categoría, máxime cuando cuenta con una buena plantilla y se ha reforzado bien en invierno.

Esto es Segunda B y el Elche debe tener claro que en el Martínez Valero está obligado a salir a morder a los rivales, a meterlos en su campo con circulaciones rápidas y unos bandas veloces, que los hay en la plantilla, que pongan balones a los delanteros. Habitualmente son los rivales los que llevan el control de los partidos, esperan que el Elche se descomponga y, al final, en muchos de los casos le dan el picotazo. Luego, lejos de su estadio, sobre todo en campos como el del Atlético Baleares, hay que ser más prácticos, ante rivales más acostumbrados a esas superficies. Hay que buscar el fútbol más directo y la segunda jugada, por lo que sorprende que en Son Malferit se apostara por tener arriba solo a Sory, cuando lo que hacía falta era un segundo punta de enlace.

Al igual que en Peralada, cuando el partido se puso en contra, Josico siempre termina poniendo a todos los delanteros en el campo. Eso no significa que vayas a tener más presencia en el área rival, porque alguien tiene que llevar el balón a esa zona del campo. En el fútbol la clave no es estar, sino aparecer. El equipo termina descomponiéndose con el paso de los minutos cuando ve que no encuentra su objetivo y no tiene un plan para afrontar esa recta final de los partidos metiendo al rival en su campo.