El desarrollo científico y tecnológico nos está ayudando a vivir más y mejor. El envejecimiento de la población está a punto de convertirse en una de las transformaciones sociales más significativas del siglo XXI, con consecuencias para casi todos los sectores de la sociedad: cambiará el mercado laboral y financiero, el sistema de pensiones, la demanda de bienes y servicios (viviendas, transportes, protección social...), la fisonomía urbana, la estructura familiar y social, los lazos intergeneracionales y se necesitarán más médicos y hospitales especializados.

Este contexto dibuja escenarios inéditos, con nuevos desafíos que deberán ser estudiados, sin ninguna duda, desde diferentes campos del conocimiento.

El próximo 13 de febrero, la firma jurídica Garrigues, consciente de la importancia que puede tener el Derecho como eje vertebrador de esta realidad, reúne en el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) a expertos en biología y bioquímica, medicina, tecnología, economía y derecho.

Durante este evento, denominado Reto al Futuro, se expondrán, combinando rigor con claridad y amenidad, las líneas actuales de investigación sobre el envejecimiento tanto en el ámbito de la tecnología como en el de la medicina y biología molecular. Igualmente, se destacarán los logros que se están alcanzando para dar respuesta a ese desafío que no es otro que el de vivir más y de forma más saludable.

Ante este desafío no podemos dejar de subrayar que la ciencia y la tecnología son útiles si se aplican a los problemas relacionados con la realidad de las personas. En este sentido, se hace necesario, entrelazar las soluciones tecnológicas y científicas con las ciencias sociales y humanidades.

Las humanidades están integradas por cuatro grandes áreas. La primera tiene que ver con el lenguaje, la expresión y la comunicación, la segunda se centra en aprender a pensar y aprender a pensar críticamente, la tercera es conocer la historia de la evolución cultural humana y la cuarta es la que introduce las actividades humanas dentro de un marco ético. No cabe duda que las cuatro áreas deben tener un papel relevante en cualquier investigación que tenga por objetivo el análisis de los retos que el envejecimiento de la población conlleva.

Y es que esta idea de combinar las humanidades (sociología, psicología, economía, geografía, historia, música, etc?) con las ciencias exactas, esta transversalidad del conocimiento, se está incorporando cada vez más en universidades e instituciones educativas de prestigio internacional.

Es una realidad el protagonismo que están teniendo las corrientes que abogan tanto por una tecnología humanizada como por unas humanidades digitales. Ello sin duda nos debe llevar a contar tanto con científicos humanistas como con humanistas científicos sin plantearnos ninguna otra disyuntiva.

Es igualmente una realidad, que el mundo empresarial está requiriendo de los profesionales formación interdisciplinar. Se valora, no sólo el saber académico sino igualmente determinadas habilidades comunicativas, creativas, psicológicas, etc. Y, en este sentido, se están inaugurando nuevos grados en las universidades españolas que aúnan fuertes componentes científicos y tecnológicos con disciplinas como economía, historia, geografía o literatura. De hecho, al acrónimo en inglés STEM que se utiliza para destacar la importancia de formar a las nuevas generaciones en disciplinas técnicas (science, technology, engineering, mathematics), se le ha agregado una ´A´ --de ´Arts´ (STEAM) para subrayar la importancia de incluir en la educación el desarrollo de las inteligencias social, emocional y creativa, así como de las humanidades.

En relación al marco ético apuntado anteriormente como una de las grandes áreas de las humanidades y en conexión con las recientes técnicas y avances en envejecimiento celular, hay que resaltar la importancia de la Bioética y su interconexión con el Bioderecho. Este último debe trabajar conjuntamente con la Bioética y deberá garantizar la libertad de producción científica, proteger los resultados de las investigaciones, promover la investigación científica y limitar, en su caso, las aplicaciones de las técnicas de investigación biomédica si éstas afectan a los derechos humanos relacionados con el bien físico y moral. Por otro lado, se tendría que garantizar el acceso de la población a los descubrimientos científicos.

Estos y otros asuntos serán objeto de debate durante la mesa redonda final del congreso y justifican que la economía y el derecho tengan un papel relevante durante el mismo.

No queremos dejar de destacar la idoneidad de Alicante para celebrar un evento de estas características. La provincia es el lugar elegido por numerosas personas mayores para pasar largas temporadas e incluso fijar su residencia. Son atraídas por las bondades de su clima, por su exquisita gastronomía, por su riqueza monumental, cultural y paisajística y por una amplia variedad de actividades de ocio e infraestructuras. Igualmente cuenta con servicios hospitalarios y médicos sobresalientes y con universidades e instituciones punteras en investigación, como el Instituto de Neurociencias, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas y a la Universidad Miguel Hernández, cuyos científicos están recibiendo numerosos premios y distinciones internacionales. Y sin dejar de subrayar los trabajos del investigador y profesor de la Universidad de Alicante, el Dr. Francis Mójica, el cual lleva acariciando el premio Nobel en Química o en Medicina durante varios años por su modelo de edición genética denominado CRISPR/Cas.

Hace unas semanas, desde una de las tribunas del Diario Información, la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, la Dra. María Blasco, destacaba que en España trabajaban algunos de los líderes internacionales en la investigación de las bases moleculares del envejecimiento. Igualmente señalaba la oportunidad de España de ponerse a la cabeza en la investigación mundial en envejecimiento.

Al hilo de lo anterior ¿debería la provincia de Alicante recoger esta invitación, creando el primer centro multidisciplinar de Investigación sobre el Envejecimiento donde confluyeran diferentes disciplinas, ejemplarizando un modelo integrador y consolidando y reforzando la magnífica imagen de la provincia en referencia a la población mayor? Sin duda, cuenta con muchas de las condiciones para que pudiera ser así.

Por último, no nos queda más que agradecer la labor realizada por las instituciones y entidades que han colaborado en la difusión de la jornada Reto al Futuro sin cuyo apoyo no se hubiera podido conseguir la magnífica respuesta de la sociedad a este encuentro en torno al desafío del envejecimiento.