El tiempo que escribía esta columna acerca de la revista literaria y artística AUCA, cuando se cumplen catorce años desde que se publicó el numero 0, se producía el fallecimiento del querido poeta alicantino Francisco Alonso y con él se desprendía un fragmento del corazón de las letras alicantinas y de la historia de dicha revista, que nació al amparo de la creada asociación cultural de Alicante, Auca de las Letras, con el impulso de sus fundadores, entre los que él se contaba, junto con Mª José Arqués, Rafaela Lillo, Airam Lebasi, Mª Luisa Hurtado, Amparo Benito, Carmen Sáez, Lucía Espín, Juan Ángel Castaño, Georges Caullet y Luis S. Taza. Y muy pronto se presentaría en el Centro Municipal de las Artes, a cargo de J. L. Ferris.

La andadura de AUCA ha sido tan intensa y prolífica como interesante, por cuanto ha dado en favor de la literatura alicantina, tanto al publicar poemas, relatos, ensayos, artículos y entrevistas, como por su meritoria difusión de las obras plásticas de autores noveles y consagrados.

Entre sus colaboradores literarios, además de los reseñados, ha contado con la contribución de firmas como J. L. Ferris, Remigio Soler, Joaquin J. Penalva, el gran poeta Carlos Sahagún, al que la revista rindió su primer homenaje póstumo, en la Sede Universitaria de Alicante, Manuel Valero o el historiador Vicente Ramos.

En su ejemplar labor en favor de reconocimiento a los grandes eventos, AUCA, ha dedicado números monográficos de especial importancia, entre otros, por el IV Centenario del Quijote, sobre Gabriel Miró, y a poetas tan relevantes como Miguel Hernández, Manuel Molina y Vicente Mojica, entre otros.

Si los poetas han hallado en la revista un brillante cobijo, no menos lo han tenido los artistas plásticos que han ilustrado sus paginas y con los que se podría configurar una extensa lista. Entre tan generosos colaboradores se cuentan Rafael Lloréns, Enfero Carulo, Carmen Jorques, Remigio Soler, Segundo García, que diseñó la nueva portada de la revista, y la pintora Esperanza Asensi.

Entre tantas ilustraciones, el ejemplar número 5, ofreció las curiosas autorías de conocidos personajes, como Carlos Berlanga, Luz Casals, Miguel Bosé, Paloma Loribo y Pablo Sicet. En las páginas de AUCA, también se han incluido entrevistas de interés, como al bailarín alicantino Pepe Espadero, al periodista Alfredo Aracil, al constructor de hogueras Pedro Soriano, al cantautor argentino Rafael Amor o a la escritora Paz Castelló, entre otros.

Hoy, cuando la revista llega a su número 42, es justo dejar constancia de que AUCA se mantiene sólo gracias a las aportaciones de sus socios y que a lo largo de su existencia apenas ha contado con subvenciones. Tan solo en algunas ocasiones ha recibido ayudas puntuales del Ayuntamiento de Alicante, (en ruedas de prensa, presencia institucional, autorización para contar con un lugar de reunión, etc.), mas el esfuerzo, la constancia, la dedicación generosa durante estos catorce años, que le han dado vida e impulsado, se deben a la generosidad de sus integrantes, pasados y presentes, aun cuando no hayan recibido el reconocimiento por tan especial entrega y dedicación, humilde pero firme, a difundir la literatura y el arte. Tales objetivos han marcado los pasos de su senda y así seguirán haciéndolo, de forma humilde, modesta y callada, pero insistente, con el ánimo de seguir acrecentando su inestimable aportación altruista y filantrópica.

Es cierto que la cultura y el arte apenas son noticia en la sociedad actual, mas la labor de AUCA, aun siendo un pequeño grano de arena, es encomiable, al difundir y promoverlos hacia un mundo más humano y mejor. Sus actuales socios entre los que me cuento, son Manuel Parra, Luis S. Taza, Adolfo Celdrán, Mercedes Rodríguez, Mª Rosario Mominelo, Julia Díaz, Manuel Condevolney, Julián Van De Quekelberge, Trinitario Rodríguez, Juan Ramón Prieto, Lucía Espín, Alfonso Rodríguez, Remedios Climent, están comprometidos a continuar impulsando la revista y con ella proporcionar el apoyo de la literatura y el arte alicantino en el mundo.

En la revista AUCA se conserva y acrecienta el reto de poner en las manos de sus lectores, negro sobre blanco, una nave (la literatura), impulsada por velas multicolores (el arte) con los que poder surcar los mares del conocimiento. Siendo así, es innegable que continuará navegando con el impulso de sus tripulantes, entre los que tan solo hace unos días uno de sus principales baluartes ha dado su último adiós, aunque su aliento les sigue acompañando.