Apenas hace unos días que el gobierno valenciano se vio obligado a dar marcha atrás con el decreto de plurilingüismo y, tras reponerse por el revés recibido, vuelven a las andadas con sus planes en pro de una Comunidad Valenciana más próxima a Cataluña y más alejada del resto de España. Y, como siempre, con la pasividad y el consentimiento del PSOE.

Miren, el pasado viernes 26 de enero, se aprobó el anteproyecto de Ley de Función Pública que plantea como requisito para los procesos de personal, el acreditar la competencia lingüística en el conocimiento del valenciano.

¡Qué les parece! ¿De verdad se creen que vamos a aceptar esta nueva imposición sin más? ¿Dónde quedaría el libre movimiento de los profesionales de la sanidad? No se tiene impedimento de trabajar en cualquier país de la Unión Europea, ¿pero sí en Orihuela, por poner un ejemplo? ¿Qué valor tiene para estos señores y señoras el castellano? ¿En qué lugar se queda la elección del mejor médico posible, basada en sus conocimientos profesionales y en su experiencia?

Al parecer, entre sus conocimientos tendrá que estar el valenciano. Y le será necesario conocerlo porque habrá de entender las comunicaciones que le lleguen desde la Conselleria de Sanidad únicamente en valenciano.

Y de muy poco habrá servido esos años invertidos en estudiar a fondo la anatomía, los métodos más innovadores de cirugía, los años de experiencia que sin duda son fundamentales en la práctica de la medicina, porque para el señor Marzá, lo que prima en la salud de los ciudadanos, es el valencià.

Pero tranquilos, que si no hay más remedio y las bolsas se vacían de profesionales que hablen en valenciano, nuestro Govern del Botànic permitirá que los profesionales bien preparados, esos con doctorados, máster, cursos y con experiencia puedan ejercer la medicina en nuestra Comunidad, aunque no sepan valenciano.

Y mientras tanto, esa multitud de médicos recién salidos de la carrera (una carrera de 6 años, y una especialidad de entre 3 y 5 años), ávidos de aprender y ponerse en marcha, necesitados de adquirir mayores conocimientos en el área de la medicina concreta en la que se vayan a especializar, esas jóvenes promesas de nuestra Comunidad que son castellano hablantes se plantean qué hacer:

Dedicar meses de su vida para adquirir la titulación en valenciano o gastar ese tiempo haciendo un máster especializado en pediatría u otra área y dejar la ciudad, y opositar en comunidades cercanas donde el valenciano no es un requisito.

O ese médico especialista con tanto prestigio en una disciplina concreta, cuyo mayor defecto es ser de Málaga, o Albacete, o Madrid y que finalmente descarta afincarse en nuestra Comunidad porque será imposible acceder a una plaza en el Servicio Valenciano de Salud sin tener valenciano. O médicos de la propia Comunidad Valenciana, de Orihuela, de una zona castellano hablante y que se verá obligado a migrar a otras comunidades autónomas que no tengan la «suerte» de disponer de otra lengua que les impida centrarse y formarse sólo en su profesión.

Pues desde aquí, valga mi protesta para manifestar que no, consellera de la Función Pública, que no, conseller de Educación, que no, Molt Honorable President, que con la salud no se juega y que, por ahora, el valenciano no te hace ser mejor médico, el valenciano no cura.