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La primera de la clase

Subiendo por las altas faldas de la sierra, cubiertas de nieve a partir de un punto, los caminantes van atentos a las huellas de corzo, zorro y jabalí, hasta que dan con las de lobo, tres trazas que bajan por la ladera desde la parte alta de ésta, donde comienza ya la peña, a los pastos en los que suelen hozar jabalíes. Sorteando grandes matas de tojo siguen cuesta arriba las huellas, imaginado la carrera, y en la parte más alta, por la que discurre una senda de animales, encuentran las huellas en la nieve del grupo del que se separaron los tres de la correría. Así está el invierno en su fondo, forma, tono, historias y temperatura, con la niebla que entra, apagando el paisaje, o sale, y lo enciende otra vez, cuando en una de las punzantes matas de tojo descubren un puntito amarillo, y al acercarse ven que es una primera flor que intenta abrirse y cambiar los colores del mundo.

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