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La andanada

Con acento alicantino y pocas sorpresas

Ya están en la calle los carteles de las primeras ferias de la temporada. El viernes se dieron a conocer las combinaciones de Fallas y Magdalena. Y antes, por ejemplo, las de una feria curiosa como Olivenza, en ese límite hispano-luso que Cutiño ha sabido explotar con muchísimo acierto. No hay presencia alicantina en esta, aunque sí, y muy marcada, en las de nuestra comunidad.

Castellón verá el retrato al óleo de Manzanares estampado por muros y cristaleras anunciando el serial magdaleno, y dos veces realizará el paseíllo el pupilo de los Matilla, organizadores también de ciclo. Todo queda en casa. El 9 de marzo hará el paseíllo acompañado por Juli y Talavante, terna de postín de toda una década, y el 11 con Enrique Ponce y Roca Rey, en una mezcolanza de tres generaciones enriquecedora. En ninguna de estas citas se anuncia con el hierro de Victorino Martín, que se lidiará felizmente el día 10. En el cartel del 11, se las verá con toros de Juan Pedro Domecq, mientras que en la primera cita las reses llevarán el hierro de Garcigrande, casa ganadera que se recupera de la reciente pérdida de su fundador, Domingo Hernández. El criador de Fuenlabrada moldeó desde 1980 un tipo de toro de encaste «domecq» muy del gusto de las figuras de las últimas décadas. Enorme pérdida en uno de los hierros «top ten» de la actual cabaña brava.

Las de 2018 serán unas Fallas con variedad y metraje. Hasta siete corridas de toros, una de rejones, dos novilladas con picadores y una sin caballos entre los días 10 y 19 de marzo, más tres festejos populares. Sin apenas abanico ganadero abierto en lo referente a encastes (la corrida «torista» es de Fuente Ymbro, y solo Alcurrucén se abre a la sangre «núñez»), en cuanto al acento alicantino vuelve a brillar con letras de oro el apodo Manzanares la tarde del 16 de marzo, junto a Sebastián Castella y Roca Rey, esta vez en la lidia de astados de Núñez del Cuvillo. Y destaca, para la esperanza de la novillería alicantina, la presencia de Jorge Rico el 13 de marzo, que repite tras una actuación poco afortunada en 2017. Puede (y debe) resarcirse y convertir esa tarde en el amanecer de una temporada ilusionante. Lidiará novillos de El Freixo, propiedad del Juli, y le acompañarán «Toñete» y «Marcos». Muy positivo que se mantengan las dos novilladas en el abono, más un festejo sin picadores, amén de otro con los del castoreño el 12 de mayo. En el resto del ciclo fallero destaca el doblete del local Román, bien merecido, la ausencia del Juli y la presencia de figuras y novedades, casi nunca mezcladas, eso sí. Es uno de los grandes males de la fiesta, junto a la pérdida de la variedad torista.

No hay que pasar por alto la comparecencia en ambos abonos del rejoneador Andy Cartagena, que comienza fuerte la temporada. El día 5 en Castellón y el 19, en la matinal de Valencia. Importante apuesta la del caballero benidormí. Destaca, entre los del arte de Marialva, la ausencia en ambas ferias de Diego Ventura y P ablo Hermoso, pilares del rejoneo del siglo XXI.

Demasiado se han hecho esperar las combinaciones de ambos ciclos que, visto lo visto, bien podían haberse confeccionado nada más acabar la pasada temporada, allá por octubre o noviembre. Ahora, con menos de mes y medio de antelación. Con nuestra Feria de Hogueras pasará lo mismo. No se entienden estas tardanzas cuando todo está tan previsto, y quizá las empresas deberían programar con mayor antelación para permitir así a los aficionados a su vez planificar su asistencia. No hay más que fijarse en otros eventos, como los mismos conciertos que se proyectan en nuestro coso taurino. Ya se empiezan a anunciar actuaciones para agosto. ¿Qué ocurre con los toros? Seguimos anclados, en muchos aspectos, a unas costumbres que ya no parecen competitivas. Habrá quien dirá aquello de que hay que esperar a ver los triunfadores de Sevilla y Madrid. Para Castellón y Valencia, no vale. Y para el resto, casi tampoco. Con adelantar las combinaciones y dejar algún hueco para el triunfador de esas ferias, como se hizo antaño, sobraría. Pero entonces quedarían cromos sin cambiar. Y ya otro día hablaremos de la poca transparencia en los números de la tauromaquia.

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