A la vista de los recientes acontecimientos, el bipartidismo ha mostrado su disposición a impulsar una reforma de la Constitución Española, si bien parece que la misma no atiende al impulso natural de defender los intereses de la mayoría de los españoles, sino más bien, al de contentar a los actores nacionalistas protagonistas del desafío que sufrimos, dando así encaje al independentismo en nuestra carta magna, es decir, otorgando más privilegios a aquellos que ya los tienen. No ha sido suficiente motivo la necesidad de actualizar la Constitución tras cuarenta años de uso, pero ahora sí se muestran otra vez dispuestos a ceder a las exigencias del narcisismo nacionalista, para ellos, la mesa está servida.

Si bien la reforma constitucional parece inevitable, antes de acometerla y de incluso anunciarla, sería deseable que se definiese tanto su necesidad como sus lindes, para así poder avanzar sobre el tema, pues no cualquier reforma ha de ser necesariamente buena para España. Se cometería un grave error, si la reforma se limitase a proporcionar un mayor confort territorial al independentismo en España. No digamos, si además se está pensado en aumentar las concesiones económicas a los nacionalistas, como pago para disuadirles de su desafío soberanista. Este desatino sería aún mayor, teniendo en cuenta que gran parte de este problema, ha sido generado por la conveniencia de cada uno de los gobiernos del bipartidismo. Pues han ido entregando ese territorio a los nacionalistas, a cambio de contar con el apoyo de sus diputados en Madrid, sin pensar en otra cosa que mantenerse en el poder, pan para hoy e independentismo para mañana. Si el bipartidismo está pensando en una reforma que contente las exigencias de los partidos que han despreciado el orden constitucional, estaríamos ante un agravio sin precedentes frente a aquellos otros partidos y comunidades autónomas que lo han defendido, despreciando tanto el principio de igualdad como a todos aquellos ciudadanos que sí están por respetar nuestra legalidad.

Acometer una reforma constitucional amplia, nos permitiría abordar buen número de cambios y adaptaciones normativas que se encuentran pendientes, actualizando así una norma que apenas ha sido retocada desde que fue promulgada. Perfeccionar nuestro modelo territorial modernizando el Estado de las Autonomías, avanzar en la separación de poderes y en la independencia de la Justicia, garantizar la igualdad jurídica y de oportunidades, así como las libertades personales, pueden ser algunos de los motivos para reformar la constitución. Pero nunca pueden ser motivos, hacer una reforma para dar blindaje a privilegios económicos creando nuevas excepcionalidades en nuestro sistema fiscal. Por el contrario, sí lo será el garantizar la igualdad y el bienestar para todos los españoles y no para aquellos que quieren dejar de ser españoles, estos no van a estar contentos jamás, y sacrificar a una mayoría para contentar a esta minoría, no debe ser una opción. Resultaría imposible construir una nación, si todos los españoles no tenemos los mismos derechos y obligaciones.

Esta debe ser una oportunidad para una segunda transición, aprendiendo de los errores cometidos, aprovechar para: dar una definición clara de las competencias autonómicas, avanzar hacia una fiscalidad solidaria, abrir un debate sobre corrupción y regeneración, poner fin a los aforamientos políticos, reconocer la pertenencia de España a la Unión Europea dentro del texto constitucional, revisar o suprimir el Senado, discutir la continuidad de las diputaciones provinciales y forales, fusionar municipios, impedir los ataques a la igualdad y libertad de los ciudadanos con pretextos lingüísticos, reformar la ley de partidos con más democracia interna y más transparencia, hacer real la iniciativa legislativa popular o disponer de una ley electoral que garantice la igualdad de voto de todos los españoles... Por supuesto que hay que reformar la Constitución, pero no para dar satisfacción a quienes no creen en España, sino para beneficiar a la mayoría de los españoles, hacer más potente nuestro proyecto común y mejorar nuestras vidas y el futuro de nuestros hijos, esa es la reforma que todos queremos.