Reveladora la noticia del diario INFORMACIÓN del pasado fin de semana sobre la situación del vertedero de Xixona. Uno siente orgullo, también pena por el contenido, cuando aún queda periodismo capaz de cambiar el mundo. A mejor, claro. La situación de las instalaciones de Piedra Negra puede ser, en más o en menos, un ejemplo de la situación de la gestión de los residuos de nuestras casas y de nuestras industrias. Un reflejo de cómo, en esta Comunidad, sufrimos problemas arrastrados a lo largo de mucho tiempo. El Gürtel y sus secuaces pueden explicar muchas cosas de lo que hoy sufrimos, pero no lo pueden ni explicar ni justificar todo. Tenemos que atajar los problemas de raíz y por la raíz, y en materia de residuos no lo hemos hecho. Todos son responsables, seguramente más aquellos que hoy piden dimisiones.

Hemos sufrido un «mercantileo» de las basuras de las que muchos se han hecho ricos y otros querían hacerse. Es así como se explica el Caso Brugal, que entre sus consecuencias ha dejado a la Vega Baja sin instalación alguna en materia de tratamiento de residuos con el coste que conlleva a los vecinos y vecinas de esos municipios; y es así cómo se explica las prisas por vender la participación pública de empresas mixtas como la encargada (supuestamente) del tratamiento de las basuras que llegaban a Xixona.

A lo largo de los últimos 20 años de gobierno del PP no ha habido debate, más allá de lo que se producía en oscuros despachos, sobre qué hacer con nuestras basuras. No se ha avanzado nada más que en acelerar los movimientos que, de una parte y otra de nuestros territorios más próximos, terminaban por acercar a la provincia de Alicante la basura de todos. Una basura que, en manos de aquellos gestores del pasado, sí convertían en mierda a enterrar.

Y la basura, nuestros residuos, es mucho más que un excremento de la sociedad de consumo. Hoy día, disponemos de tecnología suficiente y de recursos, si son bien empleados, en garantizar un tratamiento eficiente de estos recursos. No sólo a través de la valorización como se entiende hoy, sino sobre todo a través de operaciones de reciclaje y reutilización que pueden convertir un desecho en un activo.

Desde luego, seguir utilizando los vertederos como alfombras donde enterrar todo, para que no se vea, no es la solución. Debemos reconvertir nuestras acciones políticas en aplicaciones prácticas a medio y largo plazo, y no dejarnos llevar por el electoralismo de las cortas distancias.

Es por ello, que sin resolver la situación de partida sobre cómo gestionamos todos los sobrantes y residuos, extrapolar innovaciones de altura sólo nos lleva al precipicio. Por eso, propuestas interesantes como el sistema de depósito, devolución y retorno de envases, el famoso SDDR, no es aplicable cuando no disponemos de las instalaciones mínimas con la calidad máxima en la mitad de nuestros consorcios. Sin base, no se pueden construir pirámides, y esa puede ser alguna de nuestras responsabilidades actuales.

Lo sensato, a la vista de lo ocurrido en estos últimos años, pasa por que lo público debe ser lo esencial en la gestión de nuestras basuras, y lo privado lo accesorio en el tratamiento de nuestros residuos. La fiscalidad verde también, pero no sólo para pagar más, sino también para ciudadanos y empresas puedan pagar menos si gestionan mejor sus residuos, sus sobrantes y sus basuras.

Debemos aplicar nuevas tecnologías hacia la revalorización de restos, aplicando tecnologías punteras capaces de generar energía sin contaminar más ? en Elche hay algún ejemplo a tener en cuenta - ; debemos culminar el mapa de los planes zonas con instalaciones en cada uno de ellos, pero sobre todo, marcar claramente qué y cómo se deben hacer las cosas, para no ampararse en la falta de planes de gestión como coartada a la manga ancha. Y fundamentalmente, debemos replantearnos cómo consumir y cómo minimizar nuestras sobras para que de nuestras basuras no hagan más mierda, sino más recursos económicos que redunden en la sociedad. La economía circular no puede ser sólo aplicada cuando algunos quieren hacer negocios redondos. Es algo más, o debería ser mucho menos para estos aprovechados.