La Generalitat tiene previsto invertir este año 21 millones de euros en mejorar centros de salud y hospitales en la provincia de Alicante. Ya era hora, hacía mucha falta. Aunque a la consellera de Sanidad, Carmen Montón, no se le puede reprochar que nos tenga olvidados, porque es de las que viene invirtiendo regularmente en la compra de aparatos para que no nos quedemos desfasados en tecnología, lo que propone es claramente insuficiente. Llevamos tantos años a dos velas presupuestarias en materia sanitaria que, por ejemplo, en Alicante plantean reformar las Urgencias del Hospital General y ampliar el Hospital de Día para Oncología en el Hospital de Sant Joan, y nos parece poco, porque hace una década que se necesita un tercer hospital en la comarca de l'Alacantí como única posibilidad de disponer de las camas y médicos acordes a la población a la que se trata. Mientras esto no se haga, el Hospital de San Joan seguirá necesariamente saturado, puesto que se le obliga a tratar casi a la misma población, en número, del Hospital General con la mitad de los médicos. La virulenta gripe que vivimos este invierno ha puesto en evidencia cuál es la situación sanitaria en la provincia de Alicante: centros de salud colapsados, Urgencias hospitalarias desbordadas, operaciones suspendidas, camas en salas de espera...En València y Castellón no ha sido ni de lejos lo mismo, con lo que es evidente que allí disponen de más recursos. En Cataluña o el País Vasco, no digamos. Este año nos toca dinero del Consell para mejorar en el ámbito sanitario, dinero que se sumará al que aporta el empresario Amancio Ortega a través de su fundación a las zonas que peor están, 30 millones de euros en la Comunidad Valenciana. Estoy agradecida, pero no contenta, porque como ciudadana debería ser tratada igual que cualquier otra persona en este país, y no es así.
