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Teatro Crítica

Diarrea verbal

Cuzco - TEATRE ARNICHES DE ALICANTE

Texto y dirección: Víctor Sánchez. Producción:Teatre del Poble Valencià.

En teoría están muy bien y deben acogerse con brazos abiertos y capacidad de apertura. Es decir, la innovación, las nuevas tendencias, el riesgo o dirigirse más a los jóvenes con los nuevos y cercanos lenguajes de una programación contemporánea. Pero esto no debe significar que en la práctica todo vale. Es legítimo que existan diferentes maneras de ver una misma cosa y gustos variados. ¿Qué hay en la obra presenciada en el Teatre Arniches? En primer lugar, se siente el valor simbólico del diseño escenográfico de Mireia Vila con tres paredes de la supuesta habitación de un hotel. El vacío, las grietas o las puertas caídas son el reflejo de la agrietada relación entre los personajes de Cuzco, que se refiere a la antigua capital del imperio inca que cayó en manos de los conquistadores españoles. Tras siglos de enfrentamientos, el proceso emancipador sudamericano fue imparable, lo que sintoniza con la situación de esta pareja en crisis interpretada por Silvia Valero y Bruno Tamarit. La actriz ofrece un talante particular y discutible, y una voz a la que le falta una mayor nitidez con cierta frecuencia. El actor transmite más proyección y solidez. Viajan hasta esa ciudad pretendiendo curarse del desamor, de la pérdida de fe en general, sobre todo por parte femenina, e intentan superar el abismo. Las difíciles relaciones y la guerra de sexos no dejan nunca de ofrecerse. Un tema siempre vivo al que conviene hacer nuevas aportaciones de una forma u otra. El texto de Víctor Sánchez, dirigido por él, se apoya en el desarrollo de un diálogo con escasa construcción teatral. Recuerda acciones pasadas, y la palabra llena mejor o peor los minutos. Lo vimos ya en sus piezas Nosotros no nos mataremos con pistolas y A España no la va a conocer ni la madre que la parió, donde participaron los mismos intérpretes, y lo vemos ahora. El espacio sonoro de Luis Miguel Cobo resalta emociones. Y ahí está su música relacionada con la cultura andina. Destacan las posturas, con referencias sexuales, y el monólogo masculino, que se pasa de la raya al dirigirse a la mujer. La diarrea verbal, violenta y efectista, desentona totalmente. En fin. Cerca, lejos o la ruptura, vehículo de escape y libertad.

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