En la tradición cristiana esta frase a la que se le añade «Domine» se atribuye al Apóstol Pedro, cuando durante la persecución de Nerón a los cristianos, sus seguidores le insisten para que se pusiera a salvo y huyese, y en el camino de su huida por la Via Apia, tuvo una visión de Cristo con la cruz, respondiéndole el Señor que iba a Roma para ser por segunda vez crucificado, a lo que el Príncipe de los Apóstoles reaccionó, regresó a la capital del Imperio, siendo encarcelado, martirizado y crucificado con la cabeza hacia abajo.

Con este título, de «Quo Vadis», hay una película producida por Metro-Goldwyn-Mayer de 1951, que nos narra todo lo anterior, teniendo como protagonistas a Robert Taylor, Debora Kerr y Peter Ustinov, que encarnó el papel de Nerón. Hoy en día, que por desgracia está tan en desuso el latín, apenas se emplean frases como esta, pero, me ocurre que cada vez que pregunto a alguien a dónde vas, siempre me viene a la cabeza ¿quo vadis?, mas no la utilizo por no caer en pedantería. La última vez que me ha ocurrido ésta, fue hace escasamente unos días, en una tarde de este mes de enero, en la iglesia del Colegio Santo Domingo, una vez finalizado el acto investidura de los nuevos Caballeros, Dama e Institución de la Real Orden de San Antón de la Ciudad de Orihuela. Y el interrogado, fue un niño de diez años, que momentos antes había participado como solista de trompa junto con el Ensemble de Metales del Conservatorio Profesional Pedro Terol de Orihuela, que como ya viene siendo tradicional armoniza a la perfección dicho acto, con una interpretación que raya a gran altura. El Ensemble de Metales, está formado por un grupo de jóvenes de edad comprendida entre catorce y dieciocho años, dirigidos por el profesor Antonio J. Pujol.

En este año, cuando planteamos el programa a interpretar se pensó que sería conveniente contar como solista trompista con Alexandro García Antolinos, natural de Almoradí, alumno del Colegio Santo Domingo y del Conservatorio oriolano, y discípulo del maestro Pujol. El motivo estaba justificado, debíamos de dar a conocer a la sociedad oriolana a estos nuevos valores de la música que se forman en nuestros centros, y que estaba avalado con sus pocos años, por cuatro premios internacionales conseguidos en certámenes celebrados en Londres, Berlín, Salzburgo y Viena, a los había que añadir el recientemente el primer premio logrado en el Gran Prize Virtuoso International Music Competición celebrado en Roma.

Al llegar a la iglesia de Santo Domingo, antes del acto, el Ensemble de Metales estaba dando sus últimos retoques con un ensayo, y pregunté dónde estaba el virtuoso trompista. Me indicaron que se encontraba detrás de mí. Al dar la vuelta, vi a un niño, perfectamente uniformado como hombre, con todo detalle, y sin faltarle su pajarita. Se incorporó al ensayo y durante el concierto ocupó su lugar de primera figura, y nos deleitó con el «Rondo del concierto KV 495» de Mark Preece. Al concluir, fue invitado a saludar, y como un gran interprete, se situó ante los asistentes agradeciendo con una reverencia los aplausos de los mismos y de la presidencia del acto. Orihuela ya supo quién era Alexandro García Antolinos.

Al concluir el acto, me acerqué a él, le di la mano y le pregunté que ahora a dónde iba, (en mi cabeza ¿quo vadis?) y me respondió que a Viena a otro certamen internacional. Después pensé, quo vadis, aún te queda mucho camino por recorrer en la vida dentro de la música y has empezado desde niño y con buen pie.

Esto es un ejemplo, junto con sus compañeros del Ensemble de Metales, de la formación que se da en el Conservatorio de Orihuela, de la mano de Antonio J. Pujol, y del resto de profesores.

Ojalá otra vez, cuando pasen más años, pueda volver a preguntarle a Alexandro: ¿quo vadis? Y me pueda responder con sencillez que ha alcanzado todo lo que deseaba como trompista.