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La puta mili

Hoy es el contribuyente el que paga para que sólo vayan a la guerra, al mando de profesionales de vocación, los estamentos sociales más desfavorecidos

El retorno de la mili, augurado en Francia por Macron, no tendrá en España secuaces por puro populismo, y es una pena. El servicio militar obligatorio igualaba a todos, acabando con la antigua injuria social del soldado de cuota, que libraba pagando. Hoy es el contribuyente el que paga para que sólo vayan a la guerra, al mando de profesionales de vocación, los estamentos sociales más desfavorecidos. En la extinta mili había sin duda abusos y excesos, pero era un rito de paso en el que se aprendía convivencia, sacrificio y algo de disciplina (antaño hasta a leer). A la vez, contribuía a un esfuerzo del que ningún Estado en la historia se ha dado el lujo de prescindir. La puta mili no volverá a España, seguro, pero un regreso combinado con un respeto escrupuloso a la objeción de conciencia no le haría ningún mal al joven, y menos aún a la nación, el Estado o lo que sea que seamos.

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