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Opinión

Política de gestos

La Comunidad es la autonomía que más empleo ha generado este trimestre y la segunda donde más se ha reducido el paro», destacó el jueves el secretario autonómico de Empleo y director general del Servef, Enric Nomdedéu, tras conocerse los datos del desempleo de 2017. Habitualmente, los gobiernos tienden a resaltar la tendencia más positiva de los balances, y trasladar enseguida el destacado posicionamiento que supone en comparación con otros territorios. La Generalitat también ha caído en los últimos tiempos en la cómoda postura de los datos complacientes, cuando hace muy poco matizaba que, pese a la buena evolución del empleo, se pretendía huir de los «triunfalismos» porque las cifras de parados aún eran elevadas, al igual que las de la precariedad laboral.

Cierto es que la Comunidad Valenciana, en su conjunto, ha experimentado una evolución positiva, recortando los elevados niveles de desempleo en el último trimestre. Y que lo ha hecho, pese a la situación de infrafinanciación que sufre por parte del Estado, como recordaba Nomdedéu. Pero también es cierto que, en algunos casos, las provincias no se alinean con la tendencia autonómica, por lo que estos análisis generalistas pueden no interesarle del todo a los alicantinos -en este caso-, dado que no interpretan su realidad. Ni explican las causas de por qué la provincia se ha desmarcado de la evolución de la Comunidad ni cuáles son sus problemas. Leyendo las declaraciones del secretario autonómico del jueves, cualquier ciudadano de Alicante podría inferir -por asociación- que en su tierra se creó empleo en el último trimestre de 2017, cuando, lamentablemente, se destruyeron puestos de trabajo y aumentaron las cifras de parados en relación al trimestre anterior, pese a ser un periodo tradicional de impulso de las contrataciones en el comercio, la hostelería y los hoteles. En definitiva, en el turismo, su seña de identidad. De hecho, la provincia acabó el año 2017 con una tasa de desempleo del 17,96%, cuando la media autonómica fue del 16,76% y la estatal, del 16,55%

Aunque nuestros gobernantes estén llevando a cabo políticas para rebajar las cifras de paro en cada territorio, tampoco estaría demás que en sus valoraciones contemplaran a las provincias, sobre todo -como ya se ha dicho- cuando su evolución es diferente al resto. Así, las instituciones también podrían percibirse como más cercanas a las distintas realidades, al ciudadano. No estaría demás una política de gestos en los discursos y no sólo cuando los dirigentes se desplazan a las provincias, sino también cuando hacen sus valoraciones desde la capital autonómica.

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