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Desde la glorieta

Del préstamo al aval...

Siento ser poco original, pero lo de este Elche CF, en el plano institucional, una vez más, vuelve a inspirarse en el manido «Día de la marmota». La primera película trataba de la búsqueda del préstamo, y la segunda, en pleno rodaje, del aval. La primera terminó con el descenso a Segunda División y la imagen de club franjiverde por los suelos. La segunda tiene una fecha tope, el 5 de febrero. Ese día debe concluirse todo el filme. En la junta general de accionistas fijada para esa jornada, el Elche, más concretamente José Sepulcre, deberá garantizar a los accionistas que el aval no es un simple papelito, sino que tiene detrás el dinero. En la primera cinta se buscaron localizaciones en Bélgica, Miami y Ghana, con José Sepulcre y Antonio Rocamora en plan estelar. Ahora, en este segundo filme, se trata de convencer a los Oliver, Garrido y compañía para que pongan los 4,1millones que exige el IVF con el fin de hacer frente al pago de lo exigido por Bruselas. El primero se fue al Córdoba; el segundo no quiere saber nada del expresidente después de que le engañara diciéndole que le iban a poner la alfombra roja; y ahora se trata de buscar otros posibles compradores que permitan que la subasta del Elche llegue a buen puerto. Hace dos meses se afirmó que ya se había puesto el aval en la mesa de la Generalitat en València...

El pequeño accionista ya ha pedido a Sepulcre que lo muestre antes de la junta general. Algo muy sencillo si se tiene. A partir de ahí se cumplirán las bases de la subasta y el club tendrá un dueño. Si no es así, el Elche CF volverá a estar en una difícil encrucijada y el banco del Consell, más concretamente Manuel Illueca, tendrá un problema. No hay que olvidar que la multa de Bruselas va a aparecer por la puerta muy pronto y que en marzo hay que hacer frente al pago de uno de los plazos del convenio singular firmado por Hacienda, lo que dejará la caja de la entidad totalmente vacía.

Se quiere ver el aval porque el accionista debe saber si da el visto bueno a la operación de hipotecar el estadio Martínez Valero en la junta. El consejo debería eliminar incertidumbres y desasosiegos, decir que todo está resuelto y vamos a votar a favor. Un problema menos.

No parece lógico que la votación esté condicionado, a que un tercero ponga el aval a estas alturas de rodaje. El accionista quiere saber qué va a votar y resulta un tanto sonrojante que el que propone la operación no la tenga resuelta y cerrada.

A partir de ahí, es lógico que el aficionado se pregunte: ¿Existe el aval? ¿Quieren que sean los accionistas minoritarios los que tumben esa aventura para que luego digan que no es por ellos, que no se ha podido concretar la operación diseñada por Sepulcre y lavarse las manos? Lo dicho, el «Día de la marmota».

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