Ha terminado 2017 sin que esté aprobado el nuevo modelo de financiación autonómica para toda España. El actual se aprobó en 2009 y tenía una vigencia de cinco años. Acabó en 2014 y, desde entonces, se está pendiente del nuevo, y funcionando con el antiguo, como con tantas cosas en España.

El modelo actual, aprobado en época de Zapatero, motivó las críticas del PP, que hizo que las autonomías que ellos presidían se abstuvieran en la votación en el Consejo de Política Fiscal y Económica. Incluso el que era conseller de Hacienda en la Comunidad Valenciana, Gerardo Camps, dijo que ese modelo tenía «gato encerrado» por lo negativo que era. Aún no debe haber encontrado el gato, ya que ese modelo lo ha seguido manteniendo su partido desde 2012, cuando Rajoy llegó al Gobierno e, incluso, se resiste a cambiarlo.

En todo caso, es cierto que aquel modelo no era el mejor para nuestra Comunidad. No hemos tenido suerte con los diferentes modelos que se han ido implantando. La falta de visibilidad del País Valencià, a nivel estatal, y la falta de líderes adecuados puede estar detrás de esta situación. Hace años que sindicatos y partidos a la izquierda del PSOE vienen exigiendo mejores soluciones. Téngase en cuenta que, sólo en 2017, los valencianos hemos recibido 237 euros menos por persona que la media estatal en financiación autonómica. Y hay que unirlo a que estamos a la cola en la inversión, por habitante, en los Presupuestos Generales del Estado. Nuestra Comunidad supone el 11% de la población total de España y estamos recibiendo entre el 5%-6% de las inversiones estatales.

En un estudio elaborado por el Gabinete Económico de CC OO del País Valencià, se cuantifica, en base a datos oficiales, que el déficit anual que soportamos los valencianos, entre infrafinanciación autonómica y marginación inversora estatal, se acerca a los 1.600 millones de euros anuales. Y es una situación que se viene repitiendo desde hace años.

Es cierto que otras CC AA también están en situaciones de discriminación, aunque ninguna como la nuestra. Todo el mundo lo reconoce, pero no se hace nada para corregirlo. La poca voluntad negociadora de Rajoy, unido a que la situación actual permite al Estado disponer de más recursos en detrimento de las comunidades autónomas, tal vez explique algo la realidad. Asistimos a un intento de recentralización de competencias por parte de Madrid. La situación, incluso, está provocando conflictos internos dentro del propio PP. Cada vez falta menos para las elecciones autonómicas y locales.

A principios de 2017 se celebró la Conferencia de Presidentes Autonómicos, con asistencia de Rajoy. Allí se llegó a reconocer la urgencia de aprobar otro modelo. Nuestro presidente del Gobierno se comprometió a que, antes de que acabara 2017, se aprobaría el nuevo modelo. Otro engaño más. Siempre tiene una excusa este hombre y, si no, se la inventa.

Ahora ha anunciado que quiere reunirse con Pedro Sánchez para hablar del asunto. Otra maniobra y, además, delicada. La nueva financiación autonómica no puede decidirse en una reunión entre dos personas. Han de participar todas las comunidades autónomas y las diferentes sensibilidades allí representadas. Es un problema para todos y entre todos se debe resolver.

En el País Valencià la situación empieza a ser insostenible. Nuestra deuda, al tercer trimestre de 2017, asciende a 44.435 millones de euros, supone la segunda más abultada en términos absolutos del Estado y la primera, con diferencia, en relación al PIB: el 40,90% nada menos.

Desde los municipios nos urge acabar con esta situación. En los años que parecía que había dinero, con el PP en el Consell y cuando Zaplana decía que éramos la California de Europa, en Elx se ve que estábamos en México; no nos llegó la fiebre de obras e inversiones. Y, ahora, nos dicen que no hay suficiente.

Y en Elx teníamos y tenemos necesidades inversoras urgentes. Tenemos barracones en centros escolares hace años. Necesitamos más centros de salud y más dotación de personal en los existentes (la falta de médicos, por no contratar sustitutos, ha sido tremenda en vacaciones o en períodos punta). El Ayuntamiento está cediendo solares para centros sociales y comunitarios, pero hace falta que se edifiquen las instalaciones prometidas. Los discursos están bien, pero hay que reforzar económicamente al Palmeral y al Misteri. En definitiva, está claro que apoyar una mejor y más justa financiación autonómica al País Valencià es, al final, apoyar más recursos para nuestra ciudad. Hagámoslo.