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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

Ignorantes

La verdadera peste es la ignorancia, explicaba con la sensatez que le caracteriza Alberto Rodríguez, acompañado de su cómplice Rafa Cobos, aupando el lanzamiento de La peste. Pues si de eso se trata, pensé yo, vamos bien servidos y desde luego que la serie es de lo más actual. Completamente vigente. Porque sí. Somos más tarugos que ayer pero menos que mañana. Y perdonen que lo diga así, tan tajante. La sociedad digital nos ha abocado a un analfabetismo que nos hunde en un pozo cuya profundidad desconocemos. Acaban de hacerse públicos los datos de lectura del año pasado. Cada comunidad los interpreta a su manera, sacando los colores a sus habitantes lo justo, resaltando los datos negativos pero poniendo a continuación paños calientes, viniendo a decir que todavía hay territorios cuyos índices son mucho peores.

Yo no me creo lo que cuentan esas encuestas con más o menos intereses en el sector. Dicen que solamente el 40% de la población no lee nada. Eso quisiéramos. Son muchos más. Conceder que un 60% de la población lee por placer es de un optimismo marciano. ¿Y si hablamos de comprensión lectora? ¿Y de la simple escritura de andar por casa, para defenderse en la vida? ¿Quién sabe escribir con corrección? Esta semana, sin ir más lejos, me he dedicado a peinar comentarios de los lectores en las ediciones digitales de cinco cabeceras nacionales. Y me he encontrado con que apenas dos de cada cien comentarios eran correctos ortográfica y gramaticalmente. Con sus puntos. Sus tildes. Sus mayúsculas, concordancias y estilo. Dos de cada cien, y he peinado varios miles. Algunos han llegado a herirme la vista. Una lectora decía sentirse «horgullosa»; otro expresaba lo atrevida que es la «hignorancia».

No, no eran erratas a sabiendas. No tenían un ápice de ironía. Por no entrar a hablar de otras cuestiones morales y del universo de lo políticamente correcto. Apenas hemos estrenado 2018 y ya se comenta que A Rainy Day in New York, a punto de estreno, podría ser la última película de Woody Allen, si se le aplica la caza de brujas. Lo dicho, tarugos sin remisión.

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