La noticia es un respaldo a la política fiscal de Trump. El desempleo en 2017 en Estados Unidos ha terminado en torno al 4% (es decir, pleno empleo), 2,1 millones de puestos creados en el año, PIB sobre el 2,50% con perspectivas de crecimiento, Dow Jones (ha crecido un 32% desde su nombramiento ) y Nasdaq (un 34%) en máximos, tipos de interés marcados por la FED en el 1,25% anual, todo lo cual muestra una economía en pleno crecimiento.

Ahora les cuento lo de España. El desempleo descendió en 1,4 millones de empleos desde 2013, pero se mantiene en el 16,40%, la penúltima de la fila después de Grecia, PIB superior al 3%, tipos de interés del Euribor en torno al -0,20%, prima de riesgo en torno a 90 después de un máximo histórico de 643,30 y, recientemente, una agencia de rating, Fitch, nos pasa de aprobado a notable.

Cualquier economista que analice estas frías cifras diría que USA tiene velocidad de crucero y que España va en patera con motorcillo hacia no se sabe dónde, más que nada porque hay cerca de algo menos de 4 millones de personas desempleadas que intentan comer todos los días, gracias al desempleo algunas, y las más a la generosidad social de familiares, chapuzas y ONGs, con lo que ser un mileurista es la triste ambición de millones de empleados.

Si recuerdan, fue el candidato a la Presidencia de Estados Unidos, Bush padre, quien soltó ese lapidario corto: «Lean mis labios, no nuevos impuestos», lo que le ayudó a conquistar la Presidencia. Muerte e impuestos son las dos únicas cosas ciertas en la vida, autoría bien de Daniel Defoe o de Benjamin Franklin, nos acompañan hasta que morimos, en que el difunto pasa a mejor vida y los herederos pasan por caja para disfrutar de la herencia (paradoja, la muerte genera más impuestos) o renuncian a ella para no comerse un marrón.

Siglos después, el hoy presidente de USA, con su slogan «America First», acomete contra sus multinacionales y les sugiere/ordena que repatrien sus beneficios yacentes en el exterior y los destinen a crear empleo en casa, o que se preparen a recibir candela. La primera en mover ficha es la manzana mordida, Apple, que almacena, fundamentalmente en Europa, cerca de 250.000 millones de dólares de beneficios pendientes de repatriación, hasta ahora líquidos pero improductivos, y lejos del fisco americano.

De todas las multinacionales americanas, se calcula en torno a 2 billones de dólares las cantidades que pueden tener nuevo destino en USA a consecuencia del bajonazo de impuestos aprobado en el Congreso, que sólo aplicarían un tipo reducido a dichos beneficios del 15,50%. La medida tiene claros beneficiarios: en primer lugar, el fisco americano que abre las arcas del tío Gilito a 39.000 millones de impuestos, sólo de Apple, la cifra mayor pagada en el mundo, los accionistas, más que dispuestos al cobro de dividendos, y si se cumple el compromiso de la empresa de un plan de inversiones a cinco años, se crearán 20.000 puestos de trabajo que generarían el equivalente a 350.000 millones de actividad económica. ¿Hay quién dé más?

Llegados hasta aquí, procede la pregunta del millón: ¿es que los beneficios que están estancados en Europa, por cierto, una buena parte en el paraíso fiscal de Jersey, no han pagado impuestos cuando se han generado? La respuesta es simplemente desoladora, no, todo lo cual tiene visos de un tocomocho a escala planetaria.

Y ahora van a entender porqué. Apple tiene su sede en Irlanda, miembro de la UE, enclave nada baladí, pues la verde erín y la multinacional llegaron antaño a un acuerdo por el cual esta última se comprometía a crear empleo en la isla a cambio de que su tributación pasara del 12,50% al 2%. La UE, a través de la Comisión Europea, instó a Irlanda a que se siguiera manteniendo el mismo tipo que al resto de las empresas, pero al no cumplir con el mandato acabó siendo llevada ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), un movimiento que ha colocado al país en una situación complicada y que ha acelerado las negociaciones entre Irlanda y Apple para buscar una salida que satisfaga a ambas partes. La UE reclama a Irlanda 15.500 millones de dólares, la cual ha llegado a un acuerdo con Apple para la creación de un fideicomiso en el que ésta irá depositando a lo largo de los años esa cantidad, a la espera de que se pronuncie el Tribunal de Justicia.

Ganadores del tocomocho:

1. Apple, por no pagar apenas impuestos en Europa, y apenas en USA cuando repatríe los beneficios, así como sus accionistas por posibles dividendos excepcionales.

2. USA, porque tanto el fisco como su economía sale reforzada.

3. Irlanda, por los puestos de trabajo creados por Apple.

Paganos del tocomocho: la Unión Europea.

Algo falla en todo esto. Me desaira menos el trile local, al menos lo pagan los guiris.