La travesía más larga comienza por la primera milla. Eso debió pensar días atrás aquella mujer cuando salió al camino de buena mañana. Anduvo durante muchos días, años. Al final se dio cuenta: había vuelto y se encontraba todavía en el mismo punto de partida, o al menos eso soñaba, cuando despertó.

Ni intentando inventar un sueño logré aquella mañana hilvanar una frase coherente. Lo dejé para otro día y han pasado ya más de dos semanas. Los días comenzaron a prolongarse, ya se sabe: San Antón, las cinco y con sol, saca las viejas del alcabor.

No pensaba entrar esta semana en diatribas de sacristía, temas con muchas aristas porque afectan a los sentimientos religiosos o ateos de las personas. Más todavía con los cambios importantes que - sin lograrlo - los creyentes le van reclamando a la Iglesia; lo que ha pasado esta semana no deja de ser un episodio local.

Resulta que la Asociación Hijos de La Inmaculada de Torrevieja ha decidido dotar de lustre y glamour todo lo relacionado con la Patrona.

Lo primero que tienen previsto hacer en este sentido será designar a una persona cada Domingo de Resurrección para otorgarle el privilegio de despojar de su mantilla negra a la imagen de la Virgen.

El problema ha llegado cuando componentes de la familia Mínguez Parodi, conocidos y amigos de las tradiciones locales han puesto el grito en el cielo porque son ellos quienes durante los últimos 70 años han despojado del luto a la Purísima.

Se están recogiendo firmas para dejar las cosas como están. Incluso se ha solicitado la mediación del párroco y consiliario religioso de la asociación, Manuel Martínez, a quien el chubasco le ha cogido a resguardo porque según tengo entendido los Hijos de La inmaculada tienen plena autonomía para efectuar los nombramientos que le vengan en gana. Y además de otros intereses, la asociación tiene algunos argumentos de peso. Aseguran que el privilegio no tiene por qué estar limitado a familia, en concreto, a los componentes masculinos -las mujeres no han participado nunca en este ritual- de una procesión que los que van quedando -creyentes o no- recuerdan como la más cercana.

En esta tesitura el presidente debe haber pensado en abrir cual extenso manto el de la Patrona para encapillar todo el pueblo. Eso sí, uno por uno. Existen diversas soluciones a este problema (¿?). Podrían nombrar muchos cargos y habría para todos.