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Luis M. Alonso

El tono que emite Torrent

Puigdemont busca su primera muleta en el presidente del Parlament

Habrá que ver si el famoso tono "conciliador" de Roger Torrent, el nuevo presidente del Parlament, responde al cambio de actitud que exige el artículo 155 o, por el contrario, es la antesala amable del hombre que busca la posteridad por medio del despropósito, como ocurrió con su predecesora. Forcadell, hay que decirlo por si tranquiliza, no conocía los efectos del desafío al Estado. Torrent, en cambio, sí. Por eso seguramente, tratándose de un independentista, ha preferido por ahora olvidarse de la independencia. ¿Mañana? ¿Chi lo sa? Cataluña es una adivinanza envuelta en un misterio, dentro de un enigma. Hasta Puigdemont, el payaso previsible, es la mayor incógnita de este circo. No resulta fácil saber hasta dónde está dispuesto a llegar: si al final aceptará que la investidura telemática es una misión tan imposible como grotesca. Ser investido a distancia para no hacer frente a su primera responsabilidad, la delictiva, es un verdadero disparate. Pretender gobernar Cataluña desde Bruselas, una puñalada trasera al sentido común y la lógica. Si no se tratara de un individuo aparentemente tan decidido a buscar un destino en el altar de la patria rebelándose contra la mismísima razón, creería, como Rajoy ha querido dar a entender, que su contumaz empeño en ser investido de esta manera sólo forma parte de una estrategia y que en algún momento arrojará la toalla. Pero en su huida hacia adelante, Puigdemont, el político instrumental que cobró vida propia, ha recorrido ya tanto terreno y de modo tan temerario que puede que sólo le quede avanzar. Por eso busca su primera muleta en un presidente de la Mesa conturbado por la diná- mica jurídica. El procés vive su proceso paralelo ante la Justicia.

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