El penoso incidente perpetrado por dos técnicos del fútbol base del Tómbola AC de Alicante se ha saldado, en el ámbito federativo, con sendas sanciones de 12 y nueve partidos a los dos implicados, que también han sido castigados con multas de 30 y 12 euros por sus «actitudes hostiles y amenazantes» y por los graves insultos vertidos contra la colegiada de 17 años de ese partido de alevines.
Al margen de que el asunto tenga más o menos recorrido en los tribunales ordinarios, sale muy barato, no ya insultar groseramente a una menor de edad que ejerce la autoridad en el campo, sino protagonizar un pésimo ejemplo de incivismo, intolerancia y mala educación ante niños de apenas nueve años.
En plena campaña global por el respeto a la dignidad y la igualdad de la mujer, es indecente e inadmisible que en unas instalaciones municipales -o de cualquier otra índole- se viertan improperios de la peor especie contra una joven colegiada durante un encuentro del fútbol base.
No hemos aprendido nada. Por mucho que se hagan constantes llamadas a la calma y la concordia entre los padres de los pequeños que practican deporte competitivo, las trifulcas y los incidentes son casi habituales.
En este caso, además, el altercado corre por cuenta de personas que se encargan de la coordinación de equipos de alevines y cadetes enrolados en los campeonatos oficiales de la Federación Valenciana de Fútbol.
Y no deja de ser chocante que, mientras el comité de árbitros exige que se aparte a estas personas de los campos, Competición zanje el asunto con 21 partidos de sanción y 42 euros de multa en total. Más que barato, sale tirado.