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Fuego y furia

Un retrato despiadado del actual presidente de EE UU, un año después de su toma de posesión

Un amigo me ha hecho llegar el libro "Fuego y Furia", en la Casa Blanca de Trump, del que es autor Michael Wolff. Es un texto muy entretenido, que se lee con gran facilidad y que presenta un retrato despiadado del actual presidente de los Estados Unidos. Al final se queda uno inquieto y muy, muy preocupado. Wolff, que ha tenido acceso libre a la Casa Blanca, ha escrito lo que ha visto y oído y sobre todo en lo que le han contado los asesores de Donald Trump durante el primer año de una presidencia que le muestra como un hombre ignorante, caótico, impulsivo, narcisista, errático, ególatra, aislado, indisciplinado y que no lee un libro. Casi nada. Pero aún hay más, porque Wolff dice que Trump es además un tipo malcriado temido y despreciado a la vez por quienes le rodean, que a sus espaldas le llaman estúpido y dicen que reacciona "como un niño, alguien que necesita una gratificación inmediata y que todo gire en su derredor". Un hombre al que no importan los principios y a quien solo interesan los éxitos inmediatos y las alabanzas de los medios de comunicación. Tras esta retahíla de "elogios", queda claro que estamos ante un libro que proyecta una imagen muy negativa de Trump, una imagen que puede satisfacer a sus muchos enemigos pero que no deja tranquilo a nadie porque uno se pregunta "Dios mío, ¿es posible que el mundo esté en manos de este individuo"? Naturalmente Trump ha salido en tromba a afirmar que él es "un genio" (sic) y que todo esto son falsedades, a amenazar a su autor con acciones legales y a intentar que la editorial no lo sacara a la venta. "Nunca hablé con él para el libro. Repleto de mentiras, tergiversaciones y fuentes que no existen". Pero sean o no ciertas algunas afirmaciones, el tono de lo publicado encaja con lo que a lo largo de este año se ha ido filtrando del ambiente que existe dentro de la Casa Blanca y de la complicada relación que este presidente tiene con la verdad. En todo caso, Wolff no se ha arrugado, se mantiene en lo escrito y otras fuentes también afirman que lo que dice es cierto. Ante las amenazas, la editorial ha adelantado cuatro días la publicación del libro, convirtiéndolo en un best seller inmediato que forma largas colas ante las librerías y encabeza las listas de ventas. La principal fuente de Wolff es Steven Bannon, el ultraderechista editor de Breitbart News desde donde emitía mensajes racistas, supremacistas y misóginos. Bannon era el asesor áulico de Trump, que llegó a meterlo en el Consejo de Seguridad Nacional de donde logró echarlo el pasado abril el general McMaster con el apoyo de Jared Kushner. Trump acabó echándole también de la Casa Blanca en agosto. Una salida amistosa, se dijo falsamente entonces. En el libro Bannon afirma que Donald Trump está obsesionado con detener la investigación sobre los contactos de su equipo con Rusia y dice que una reunión de su yerno con rusos para obtener información dañina sobre Hillary Clinton es "traicionera". Y por la misma razón también critica muy duramente a Junior Trump. En opinión de Bannon la investigación de la trama rusa puede acabar haciendo caer a Trump. Y al afirmarlo, Bannon ha pasado todas las líneas rojas. Trump se ha enfadado tanto que ha logrado echar a Bannon de Breitbart y dejarle sin financiadores para sus proyectos ultraderechistas. Bannon, que creía dominar a Trump como a una marioneta, queda así solo, a la intemperie y camino de la irrelevancia, mientras el partido Republicano cierra filas en torno a su presidente en preparación de las elecciones que este año deberán elegir a un tercio de los senadores y a la totalidad de los miembros de la Cámara de Representantes. La polarización de la vida política norteamericana no puede ser mayor. No es infrecuente que en política aparezcan libros como éste de Wolff, en los que antiguos colaboradores hacen comentarios críticos sobre los presidentes con los que han servido. Así James Fallows, que le escribía los discursos a Jimmy Carter, dice que era un buen hombre pero ineficaz, y Donald Regan, el jefe de gabinete de Ronald Reagan, desveló que su mujer Nancy influía sobre el presidente tras consultar con un astrólogo. George Stephanopoulos, asesor de Bill Clinton, lamenta en sus memorias que las aventuras sexuales del presidente comprometían su agenda política, y Scott McClellan, secretario de prensa de Bush, ha escrito que la invasión de Irak fue "un serio disparate estratégico" y que la Casa Blanca no fue honesta con el pueblo norteamericano. Por su parte, Leon Panetta, jefe de la CIA con Obama, le describe como inteligente pero dubitativo y cauteloso en exceso. Y ahora Trump se encuentra con el libro de Wolff y le espera otro en mayo que ya ha escrito James Comey, el director del FBI cesado por el mismo Trump a poco de tomar posesión, que tampoco pinta bien para él. Por eso, si alguna novedad ofrece Wolff es no haber esperado los plazos habituales y haber publicado su libro cuando todavía no ha transcurrido un año desde la toma de posesión de Donald Trump. Sirva en su descargo que pocas presidencias han tenido un arranque tan caótico, con tantos ceses y tantos sobresaltos como la de Trump. En el fondo lo que debe preocupar no es este libro sino la veracidad de los hechos que en él se relata, y que no desaparecen aunque se mate al mensajero.

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