Me vais a permitir que arranque esta tribuna con uno de los lemas del franquismo utilizado, sobre todo, en movilizaciones de ideología falangista, aunque también figuraba en la cartela que coronaba el escudo que utilizó el general Franco -el del águila de San Juan-, en la que se leía «Una, Grande, Libre» y con el que se quería transmitir «la idea de unidad nacional» que pretendían impulsar «los vencedores» de la contienda de 1936, sobre todo de cara al exterior. El periodista, cantante y humorista Pedro Ruiz, en uno de sus «esqueches», parafraseó esa máxima franquista asegurando que, tras la desaparición del general, España son «muchas, pequeñas y cabreadas», lo que levantó una polvareda jamás vivida en este país, ya que no sentó nada bien, sobre todo, en el Ejército. El «artista» catalán -nació en Barcelona, hace 70 años-, que en uno de sus programas en TVE se permitió el lujo de «regalar» un caballo pura sangre a Estefanía de Mónaco o que, en el mismo espacio, decía lo de «¡Qué buena estás Carolina!», dedicado a la hermana mayor de los Grimaldi, que, entonces, estaba casada con Philippe Junot y era, junto a Jackie Onassis, el referente de la belleza femenina, se reía de su sombra, lo que le hizo granjearse una cierta simpatía por parte de la audiencia, que, aunque pensaba lo mismo, no se atrevía a decir en privado lo que él decía en público, lo que le supuso más de un tirón de orejas por parte de la censura, sobre todo cuando sacaba a pasear su «Libro Gordo de Pedrete», en el programa «Como Pedro por su casa», en el que se mostraba bastante irreverente.

No es que Pedro Ruiz fuese una especie de Nostradamus y nos dijera hace mogollón de años lo que iba a pasar, aunque, mirándolo bien, parece que el tío fue un adelantado a su época, ya que no erró el tiro ni iba mal encaminado en sus consideraciones, porque, aunque hablaba de lo de «muchas, pequeñas y cabreadas» en los primeros años tras la muerte de Franco, es ahora cuando se está poniendo de manifiesto que no estaba desacertado. ¡Jodío, Pedro Ruiz!. La culpa de todo la tiene, por ejemplo, el demonio, por hacernos creer que libertad es lo mismo que libertinaje, que saqueo es igual a rapiña o que el ser se asemeja al estar. ¡Va a ser que no, cuñao!.¡Y a las pruebas me remito, porque, después de que hace años se acallaron voces discordantes como las del MPAIAC (movimiento independentista canario, que tuvo su líder en «un loco» llamado Antonio Cubillo), del BNG gallego o de Terra Lliure, sin olvidarnos de los pistoleros de ETA o GRAPO, por citar algunos movimientos segregacionistas, se ha despertado una especie de furor uterino con el que se quiere retomar el desmembramiento de parte de los territorios que, se quiera o no, siguen formando parte de aquella España a la que Franco consideraba «una, grande y libre».

Al disparate independentista catalán le ha salido un competidor que pretende una independencia dentro de la independencia que propugna «el prosés». Es lo de ¡no hay peor cuña que la de la misma madera!. ¡La madre que me parió!. Yo pensaba que el rizo ya no se podía rizar, pero ¡qué «equivocao» estaba!. Está claro que todavía se puede dar una vuelta de tuerca más; total, ya se sabe que Dios aprieta pero no ahoga. ¿Y ahora qué hacemos, Raquelica?. ¡No sé si será cuestión de dejarse el cuerpo muerto y verlas venir o soltar sapos y culebras por la boca y ver qué pasa!. De todas formas, creo que, como se nos vaya el traque terminaremos por «enmierdar» la cosa un poco más, porque, total, de lo que se trata, para bien o para mal, es de hacerse notar, puesto que ya se sabe que quien no llora no mama y que «teta que la mano no cubre no es teta, que es ubre».

El personal se movilizó impulsando el «Cantón Independiente de la Vega Baja», con sede parlamentaria en el molino de Cox, según me comentan José Luis y «mosén» J.A.Guti. Ahora con la salida a la palestra de «Tabarnia» -los independentistas del independentismo catalán- se ha reafirmado en sus principios y quiere agilizar los trámites para conseguir el objetivo, una comarca independiente dentro de la provincia de Alicante, puesto que su PIB es lo suficientemente importante como para subsistir sin contratiempos. Así, la agricultura del cono sur alicantino es tan rica, o más, como la del resto; el turismo de sol y playa genera puestos de trabajo y riqueza, lo mismo que la construcción; nuestros campos de golf son punteros a nivel nacional; el litoral «vegabajero» tiene la mayoría de playas con banderas azules. En la Vega se cuenta con la segunda ciudad turística de la CV, Torrevieja, y la más monumental, Orihuela, que están bien comunicadas con grandes núcleos poblacionales, como Murcia, Elche o Alicante, además de estar a tiro de piedra del aeropuerto y la autovía; el sillón episcopal de la diócesis está en Orihuela. El «comarcano» tiene una renta «per capita» que le permite tirar «palante» sin agobios. Ya se sabe que a río revuelto ganancia de pescadores y, como la veda se ha abierto, nosotros también queremos pescar, pero no precisamente atunes.