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Arturo Ruiz

Opinión

Arturo Ruiz

Sevilla, ¿te acuerdas?

Juan Carlos, con su bebé en los brazos y el 8 a la espalda, corre al centro del campo para hacerse la foto con el resto del equipo mientras por la megafonía del campo suena el Arrebato

Dos de enero de 2008. Juan Carlos, con su bebé en los brazos y el 8 a la espalda, corre al centro del campo para hacerse la foto con el resto del equipo mientras por la megafonía del campo suena el Arrebato, el cántico futbolístico más conmovedor compuesto nunca. Después de años que han sido como siglos de campos embarrados, vestuarios con goteras, graderíos con corrientes de aire y todo el barro del mundo en las botas, el CD Dénia, recién ascendido a Segunda B, está a punto de jugar el partido de su vida, la vuelta de la Copa del Rey en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla, entonces considerado según no sé qué ránking el mejor equipo de Europa. Es pues un momento histórico. Y eso bien lo sabe Juan Carlos, un centrocampista de brega que podría haber jugado en el fútbol profesional pero que a cambio prefirió ser el capitán del equipo de toda su vida, el de su pueblo que, por cierto, también acaricia uno de esos instantes pensados para la eternidad: no en balde, a 690 kilómetros de distancia, en Dénia no hay un alma por la calle, todo el respetable pendiente de la radio. Empieza el partido y las esperanzas se rompen pronto. El Sevilla se pone en seguida 2-0. Pero tras el descanso el mundo se vuelve loco y esos del Dénia que nadie conoce se colocan 2-3 y durante unos minutos sueñan con la gloria. Finalmente, si el Dénia no pasa a la historia como verdugo de gigantes tal y como hicieron Numancia, Mirandés o Alcorcón es porque al Sevilla se le aparece la Macarena y remonta la eliminatoria en el descuento y de penalti injusto (o eso nos pareció, ay).

Y no fuimos inmortales. Y en Sevilla nadie se acuerda de aquello. Pero esta semana, cuando Dénia evocó el décimo aniversario de aquella batalla perdida, de lo que pudo ser y no fue, la gente sonreía casi con felicidad: «Estuvimos tan cerca...». El fútbol es como la vida: desde la nostalgia depara fracasos que enternecen el alma.

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