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Una sanidad de dos clases

Una profunda reforma sanitaria para acabar de una vez con un sistema abiertamente clasista es todavía una tarea pendiente en el país más rico de la Unión Europea.

Tras décadas compartiendo el poder con la CDU/CSU, liberales o Verdes, los socialdemócratas alemanes no han podido o querido modificar un sistema discriminatorio. Tal es la fuerza del lobby de las aseguradoras.

Bajo su nuevo y discutido líder, Martin Schulz, el SPD parece querer poner finalmente remedio a esa situación, pero tropieza con la oposición de la mayoritaria CDU/CSU de la canciller Angela Merkel.

Los cristianosociales bávaros, pero también el sector más conservador de la CDU, defienden grosso modo el actual sistema, que combina un seguro básico obligatorio para todos los ciudadanos con otro de carácter privado para autónomos, funcionarios y empleados a partir de un determinado nivel de ingresos.

El sistema público lo integran cierto número de "cajas de seguro médico", y a su financiación contribuyen, con un porcentaje determinado de su sueldo, los trabajadores por cuenta ajena así como sus empresas.

El SPD reclama la implantación de lo que llama un "seguro ciudadano", de carácter universal, al que deberían contribuir todos los ciudadanos, con independencia de su nivel de renta, y que garantizaría también a todos las mismas prestaciones.

De esa forma se acabaría con el actual trato discriminatorio por el cual los acogidos al sistema público sufren más largos tiempos de espera que los privados a la hora de ver a un especialista o someterse a una intervención quirúrgica.

Una de las principales críticas que se hacen a los seguros privados, al margen de su costo, es que abusan de las pruebas diagnósticas y las terapias porque, al igual que muchos médicos, que han olvidado el juramento de Hipócrates, ven ya la medicina sólo como puro negocio.

Cristianodemócratas y cristianosociales bávaros no quieren, sin embargo, ni oír hablar de la desaparición de los seguros privados porque, argumentan, también contribuyen al progreso médico.

Con todo, ambos partidos no pueden olvidarse tampoco de que muchos de sus afiliados y votantes se quejan de que las pólizas de los seguros privados suben año tras año y resultan cada vez más disparatadas.

La principal razón por la que los pacientes privados reciben mejor trato que los asegurados públicos son los mayores honorarios que cobran los médicos en el primer caso.

La solución, según Der Spiegel, sería aproximar los honorarios: es decir, que los médicos cobrasen menos por sus pacientes privados y algo más por tratar a quienes están acogidos a un seguro público.

Al mismo tiempo, propone el semanario, cualquier ciudadano debería tener la posibilidad de contratar un seguro privado: también los no funcionarios o autónomos y quienes ganan menos de 5.000 euros mensuales.

A la inversa, quienes tienen un seguro privado deberían poder pasarse en cualquier momento, si así lo deseasen, al sistema público, algo imposible ahora.

Lo que en ningún caso debería ocurrir es que los pacientes privados siguiesen recibiendo mejor y más rápida atención que los públicos.

Otra cosa es que los dispuestos a pagar más tuviesen derecho a una habitación más lujosa en un hospital o a un menú más variado. La comodidad y el lujo se pagan como cuando se viaja en tren o en avión.

Las negociaciones entre la CDU/CSU y el SPDE para formar una nueva gran coalición en Alemania no se presentan fáciles, y la existencia de una sanidad de primera y segunda es uno de los principales escollos que habrán de superar en cualquier caso.

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