Los primeros días de cada año son una puerta para mirar qué nos traerán los dos meses siguientes. En el terreno de la ciencia y la tecnología, hay algunos que se atreven a sacar la bola de cristal y a concretar por dónde discurrirán los avances.

Jim Al-Khalili, un británico de raíces iraquíes, profesor de Física Teórica en la Universidad de Surrey y conocido divulgador científico, perfila en «The Guardian» las tres vías principales de progreso para 2018. La primera va a ser la de las nuevas terapias genéticas. «Pronto podremos eliminar, de manera muy precisa, un gen defectuoso responsable de células enfermas y reemplazarlo por una versión saludable, que funciona correctamente», subraya.

En 2017, Estados Unidos ya aprobó alguno de estos fármacos, con concreto uno destinado a tratar el tipo de leucemia más común entre los cánceres infantiles del país. Además, como muestra de estos avances, esta misma semana un estudio preliminar de la Escuela de Medicina David Geffen, de UCLA, en Estados Unidos, la logrado en animales de laboratorio indicios de supresión, o erradicación incluso, del virus del SIDA.

El segundo frente que, según Al-Khalili, marcará el avance científico este año será el de la Inteligencia Artificial y la robótica. El manejo y análisis de grandes cantidades de datos, el conocido como «Big Data», está despegando. La búsqueda en estas montañas de datos de patrones para «predecir» comportamientos que ahora no logramos controlar, nos cambiará la vida. Pero Al-Khalili es de los optimistas. «Si bien es necesario establecer normas para esto, no se preocupen demasiado: Skynet aún no se hará cargo del mundo», escribe en alusión a la supercomputadora de las películas de Terminator, donde las máquinas se han adueñado del mundo de los humanos.

El tercer gran vector de desarrollo de 2018, según este científico, será la energía y en especial los sistemas de almacenamiento. Y aquí habrá que hablar de las superbaterías, que alimentarán desde nuestros teléfonos móviles a nuestros coches eléctricos.

En la revista «Wired» también miraron el futuro estos días atrás. Y lo hicieron apoyándose en el pasado, en aquel mundo ideal llamado «Futurama» que financió General Motors y que ideó Norman Bel Geddes para la Feria Mundial de Nueva York de 1939. Predecía el mundo de 1960 y cómo solucionaría el problema de unas ciudades dominadas por el uso personal y masivo del automóvil. Geddes acertó por completo. «Wired», citando a varios expertos urbanistas, dice que ahora es el momento de pensar un nuevo «Futurama» para nuestro siglo, sobre todo teniendo en cuenta que los días del «derecho sagrado» a tener coche propio y a utilizarlo a destajo están terminándose.

«El advenimiento simultáneo del transporte eléctrico, autónomo e incluso tubular (hyperloop) es una oportunidad para repensar y rehacer nuestras ciudades», dice Henry Jenkins, experto en medios de transporte de la Universidad del Sur de California.