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Desde mi terraza

Luis De Castro

Periodismo cutre

También a un servidor se le instaló la gripe en el cuerpo, a pesar de la vacuna y quizás por eso la fiebre no fue elevada, teniéndome, eso sí, postrado en el sofá durante tres días; así que el dolor de garganta me hizo pasar de uvas de la suerte esperando años mejores. Y por lo anterior he chupado horas y horas de televisor, y puedo decir sin paliativos que la tele, en general, y la pública en particular, nos ha obsequiado con los peores bodrios de los últimos años. Nunca entenderé por qué los medios paralizan la programación habitual durante tres semanas, incluidas las series que generalmente tienen varios episodios grabados; y ya dije que las series es lo único que redime a TVE de una programación desastrosa. Pues en Navidad, ni eso. Raphael (el inevitable), José Mota (más inevitable y que se repite año tras años con programas donde el presupuesto utilizado no tiene control). Y los mismos cantantes de siempre que van saltando de una cadena a otra. La Igartiburu (hasta en la sopa), Ramón, el señor de la capa? en fin, más de lo mismo. Pero la palma se la lleva la ínfima calidad del cine emitido, dominado en los últimos meses por las cinematografías nórdicas y alemana; y ni siquiera el bombazo con el que se suele coronar el día de Navidad, honor que este año ha recaído en una insípida Annie, el famoso musical que para mayor inri se ha emitido con las canciones dobladas al castellano. ¡Qué sopor! Así que en los ratos en que la fiebre me daba una tregua me agarré a la tablet como salvación, ya saben que el día de Navidad y el 1 de enero no hay prensa escrita. Y buscando actualidad me encuentro con un artículo publicado el día 28 (y no era una inocentada) en un medio de gran tirada, en el que el periodista en cuestión nos cuenta que una de las mejores y una de las favoritas a ganar el concurso Operación Triunfo, ha añadido a su buen hacer y a su dulzura natural otra habilidad: la de tirarse pedos cuya intensidad ella va modulando a su antojo, ante la perplejidad y asombro de dos de sus compañeros a los que dedicó un concierto tan peculiar. Y el periodista, al tiempo que hacía referencia a autores tan consagrados como Quevedo, quien como se sabe era un genio pero bastante guarro o al menos procaz, Cervantes, Unamuno, Dalí y Cabrera Infante («Los pedos son los suspiros del alma»), daba pelos y señales de los protagonistas citados indicando nombre y apellidos, lo que habrá seguramente traído situaciones hilarantes pero desagradables a la brillante concursante. Y eso no me parece bien, no comparto el periodismo cutre. Por mucho que se haya convertido en habitual utilizar palabras malsonantes (hay que ver con qué naturalidad se emplean términos, como cagar, follar, etc!) no dejan de ser recursos fáciles, pasando por alto las incorrecciones gramaticales con que los presentadores (y algunos en prensa escrita) salpican las entrevistas, los «fuistes» y «vinistes», por no hablar de los «han habido», junto a lo de «cónyugue» y otros barbarismos, se repitan una y otra vez. Ni me gusta el periodismo cutre, ni los periodistas agresivos cuya personificación fue Risto Mejide cuando fue jurado de los primeros OT. Lo mismo sucede con el comentarista de televisión, que firma la columna «Maldeojos»; me parece un periodista y un escritor brillantísimo, con gracia pero de una crueldad sin límite. Sus palos a los personajes que pululan los programas del corazón son, en ocasiones, sangrientos por mucho que los protagonistas se los merezcan. Pero no se puede, o al menos no se debe, cargar tanto las tintas si es que los «piropos» resultan humillantes para las personas. Y resultan. Programas como Operación Triunfo, La Voz, Tu cara me suena o Master Chef nos gustarán más o menos, pero son programas blancos y entretenidos. Pero la pandilla de zánganos y parásitos de Gran Hermano, Supervivientes o La Isla (y muchos más) son nocivos y atentan contra la inteligencia del espectador. Igual que reivindico una televisión digna abogo por un periodismo inteligente que debe ser crítico o mordaz o irónico, pero siempre respetuoso con las personas.Primera noticia importante en el año 2018: en nuestro Hospital General se acaba de realizar el trasplante de hígado número 200. ¡Viva la vida!

? La Perla. Mi petición a los Reyes Magos. Pues la de siempre: «Seguir poniéndome los calcetines sin demasiada dificultad».

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