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Mariola Sabuco

De la A a la E

La Generalitat Valenciana ha encargado un «Plan de Acción Territorial Alicante-Elche» y solo el encargo es ya en sí mismo objeto de polémica, lo que debería dar una idea al Consell del cristal que pisa en un asunto enquistado durante décadas. No es la primera vez que se trata de poner orden urbanístico en un territorio sobre el que muchos de los afectados tienen dudas de que haya desorden alguno. Fracasó el «Eje Alicante-Elche» en la década de los 80, el «Triángulo Alicante-Elche- Santa Pola» en la década de los 90, el «Plan de Acción Territorial del Entorno Metropolitano de Alicante» del año 1997 que se atrevía a no incluir siquiera el nombre de Elche en el título, tratando a la ciudad como un barrio más de la capital de la provincia, y el «PATEMAE» de 2006 que ya incluyó la «E» de Elche junto a la «A» de Alicante, pero corrió la misma suerte que los anteriores. En el fondo de todo este tiempo y dinero, público y privado, desaprovechado y perdido no hay más que el hecho de que en todas las ocasiones -gobernando izquierdas y derechas- todo se hacía por el bien de ambas ciudades, pero sin contar con ellas. Se podría pensar que la lección estaría aprendida, pero parece que no. El Consell, en 2018, a un año de las elecciones, encarga un «Plan de Acción Territorial Alicante-Elche» a la Universidad de Alicante y una unión temporal de dos empresas , una de València y la otra de Cataluña. Dejar fuera a la Universidad de Elche, para empezar, no parece lo más sensato ni diplomático. Dejar fuera a los expertos de la provincia, tampoco. El momento escogido para hacer público el encargo, en festivo, el 1 de enero, con la resaca de la Nochevieja, parece de manual de estrategia de quien desea que pase lo más desapercibido posible. No debe extrañar si la iniciativa acaba en nada, sobre todo teniendo en cuenta que Alicante sigue desinteresada y Elche desconfiada.

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