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Mariola Sabuco

Opinión

Mariola Sabuco

Ordinario y extraordinario

¿Quién no sabe de alguien que en estos momentos esté bajo los extenuantes efectos de una gripe? El cambio climático con esos vaivenes de temperaturas que provocan que en una misma jornada se pase de un viento frío por la mañana a una temperatura de 23 grados a mediodía y que acaba en una húmeda noche con siete grados nos está pasando factura. Además, como en estas fechas navideñas todo son besos y choques de mano felicitando las fiestas, el contagio masivo queda garantizado y así se explica que haya familias enteras enfermas. Esto es algo que los últimos años está ocurriendo habitualmente, por lo que resulta inexplicable que Sanidad carezca a estas alturas de un protocolo anual para cuando se prevé que se alcance el nivel de epidemia de gripe, de manera que los hospitales y centros de salud puedan funcionar con normalidad, sin colapsos, y disponer de camas que no se obtengan a costa de suprimir intervenciones programadas, muchas de ellas tras una excesiva espera por parte del paciente. Si miramos las hemerotecas, comprobamos que, año tras año, en lo que a la gripe se refiere, lo ordinario se trata como si fuera algo extraordinario que nos sorprende sin tener los deberes hechos. En enero se repiten las largas esperas en Urgencias, las consultas de los médicos de familia saturadas, la falta de camas en los hospitales para las personas mayores con bronquitis y neumonía. Y así de año en año. Hay planes para cubrir cualquier contingencia ante una nevada. Todos los años se realizan controles de alcoholemia y drogas antes de Nochevieja para reducir accidentes de tráfico. Pero ningún año hay plan alguno de actuación sanitaria ante la gripe que vaya más allá de cubrir la demanda lo mejor que se pueda sin planificar los recursos de la manera más conveniente.

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