Hace 390 años, el 10 de enero de 1627, el Concejo de Sax acordó formalizar mediante unos votos solemnes la devoción que la Villa tenía a San Blas y Santa Bárbara, santos a quienes ya se guardaba su fiesta desde hacía mucho tiempo.

En el caso de Santa Bárbara, la costumbre de tocar la campana en su día ya está documentada en 1543. Y los votos nos dicen que el pueblo ya guardaba la Fiesta de San Blas, y tenía una reliquia del Santo, a la que se le tenía gran devoción.

Pero en 1627, tras unos años de malas cosechas y pedriscos por toda la comarca, que no habían afectado a Sax, gracias a la intercesión de Santa Bárbara, y haberse librado la Villa de una epidemia de «garrotillo» o difteria, gracias a San Blas, abogado y protector de las enfermedades de la garganta, el Concejo de Sax quiso expresar con los votos el deseo de la Villa de dejar constancia pública y perpetua de la devoción a estos Santos, acordando «que los días de los bienaventurados sanctos se guarden y se festejen en esta villa como los días de fiesta que la Sancta Iglesia manda guardar, desde agora para siempre jamás, y ansi en nombre desta villa, vecinos y particulares della desde luego prometen guardar los días de San Blas y de Sancta Bárbara, y para esto se comunique con el licenciado Ortín, beneficiado y cura desta villa se junten a cabildo abierto y si viene bien en ello, se vote y se jure de guardar las dichas fiestas».

A continuación, ese mismo día 10 de enero de 1627, el Concejo comunicó su acuerdo al párroco de Sax, mosén Bernardo Ortín Dixar, quien propuso celebrar un cabildo abierto en la Iglesia, para que todos los habitantes y vecinos de Sax ratificaran dichos votos con toda solemnidad, para su aprobación por el Obispo.

Por eso, el actual cabildo sajeño tiene un origen histórico que se remonta directamente al cabildo celebrado el 10 de enero de 1627, cuando todo el pueblo, reunido en la iglesia parroquial, realizó los votos a San Blas y Santa Bárbara. La relación menciona a las autoridades, pero también a muchos de los vecinos, y «...todos juntos de conformidad, en presencia del dicho Cura dixeron que desde luego prometían y votaban de guardar inviolablemente las fiestas de los Sanctos San Blas y Sancta Barbara, desde oy en adelante vinieren y succedieren, para siempre jamás ?»

Y el 26 de julio de 1627, desde Cieza, el Cardenal Fray "Don Antonio de Trejo, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica obispo de Cartagena, del Consejo de su Majestad, etc.", vista la petición, se dignó confirmar los votos y juramentos realizados por la villa de Sax a San Blas y Santa Bárbara el 10 de enero de 1627, «para que se guarden las dichas festividades hasta mediodía, como se guardan y celebran las demás fiestas y de mediodía adelante lo dexamos a la devoción de los fieles de la dicha villa y mandamos se haga notorio a los vecinos della en el púlpito un día de fiesta en la missa mayor al tiempo del ofertorio?», siéndoles comunicada esta aprobación a los vecinos el 22 de agosto de 1627, estando el pueblo junto y congregado a los oficios divinos.

Estos votos suponían un «contrato» con la divinidad que, teóricamente, exigían su cumplimiento, aunque hubieran pasado muchos años y hubieran muerto ya todas las personas que en su día lo hicieron. Tales votos sólo podían ser modificados o dispensados por decisión del Obispo o del Papa, pues eran obligaciones colectivas del pueblo con la divinidad, tenían fuerza legal, y a veces, como en el caso de Sax en 1627, se registraban oficialmente como actos de gobierno.

Desde entonces los sajeños, año tras año y siglo tras siglo, han ido incrementando su devoción al santo, y trabajando todos juntos de común acuerdo para mejorar estas fiestas centenarias, como se pone de manifiesto en el tradicional cabildo que se celebra todos los años en Sax el 26 de diciembre, donde todo el pueblo se congrega en la plaza de San Blas para debatir y trabajar en los preparativos de las fiestas de febrero; y así, las «escalericas» talladas en la peña confieren al recinto un sabor clásico, con reminiscencias de ágora griego y foro romano, donde el pueblo celebraba sus asambleas, en un escenario presidido por San Blas, y donde uno de los puntos más importantes es la presentación de las cuentas y presupuestos de la Mayordomía ante todo el pueblo, que pagaba directamente las Fiestas de San Blas, en cumplimiento de los votos realizados, pues en el Archivo Municipal de Sax no hemos encontrado ningún libramiento ni gasto en las cuentas de propios del Ayuntamiento referido a San Blas en estos siglos de la Edad Moderna.

Los sajeños, que juraron los votos a San Blas en 1627 y acordaron celebrar su fiesta para siempre, renuevan su compromiso todos los años en vísperas de la festividad de San Blas mediante un Cabildo abierto el último día feriado del año, el 26 de diciembre, segundo día de Navidad.

En 1966, en la revista de fiestas de Alcoy, Joaquín Barceló supo resumir la costumbre e idiosincrasia del cabildo sajeño: «Allí, sin protocolos escritos, se concentran todos los hijos de Sax a escuchar y discutir los gastos de nuestra Fiesta, se nombra Alcalde de la misma, el Cabildo recibe la conformidad de los nuevos Capitanes, se discuten los proyectos para el año siguiente, y se producen unas discusiones que certifican todos los años la verdad del refrán sajeño cuando dice "las Fiestas de San Blas empiezan a tiros y acaban en paz". El Cabildo toma sus acuerdos por aprobación popular y su dictamen tiene todo el carácter de ley festera, basada siempre en la nobleza del carácter sajeño suficiente para hacer innecesarios los acuerdos escritos. Palabra de sajeño en el Cabildo, palabra de rey».

Su esperada declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial reconocerá que se trata de una manifestación cultural, expresión de la tradición del pueblo de Sax, objeto de transmisión oral a lo largo de los siglos.

Los incuestionables valores patrimoniales del Cabildo y su alto grado de singularidad y representatividad, los podemos resumir en su valor histórico (pervivencia de una institución política de representación comunitaria de raigambre medieval, el concejo abierto), e identitario (la comunidad de Sax, durante la celebración anual del Cabildo, pórtico de la festividad local de Moros y Cristianos, revive anualmente el vínculo con los orígenes medievales, reforzando la memoria colectiva), y de carácter vivo, como se puede comprobar año tras año.

Por todo lo expuesto, queda clara la importancia histórica del Cabildo, del que todos los sajeños debemos sentirnos orgullosos, pues hemos sabido mantener durante siglos una devoción que nuestros antepasados votaron y acordaron hace casi cuatrocientos años.