La declaración de la fiesta de la Venida de la Virgen como Bien de Interés Cultural por la Generalitat Valenciana, tiene una significación especial para nuestra ciudad de Elche, pues en esta fiesta se manifiesta de modo significativo el sentido identitario de la comunidad. En la consecución de esta declaración no podemos olvidar el trabajo realizado por la actual junta presidida por José Manuel Sabuco, como por la anterior presidida por José Antonio Román Parres. En definitiva, la Sociedad Venida de la Virgen ha sido el alma de esta celebración desde su creación en el año 1865, una sociedad muy arraigada en la vida de la ciudad y de la que habría que resaltar su profundo sentido social.

La satisfacción que la ciudad manifiesta por esta declaración se une a la de interés turístico obtenida en el mes de febrero de este año y estos reconocimientos tan justamente adquiridos, deben concretarse en actuaciones que lleven a la preservación de esta fiesta y a su promoción, lo cual redundará en beneficio de nuestra ciudad.

Desde mi punto de vista entiendo que ambas declaraciones tienen una clara interrelación. La primera incide en su celebración según la tradición, una tradición viva, en la que sin perder sus elementos esenciales, debe estar abierta a la incorporación de manifestaciones que realcen su celebración. La restauración de las danzas en la procesión de la Virgen que se ha llevado a cabo en los últimos años es un ejemplo de ello, como en otro tiempo fueron las comparsas de moros y cristianos, las cuales surgieron en el contexto de las fiestas de la Venida.

Ciertamente no podemos olvidar la importancia para la economía, debido al turismo que puede atraer la fiesta. De antiguo, en las fiestas concurrían gentes de diversos lugares lo que daba lugar a las ferias, hecho de gran importancia para la economía local.

Recientemente la Generalitat Valenciana convocó una jornada sobre la importancia del turismo religioso, a la que fui invitado como ponente y en la que tuve ocasión de hablar de la significación de esta fiesta para la ciudad y la necesidad de potenciar el turismo religioso y para ello la conveniencia de celebrar la fiesta con toda dignidad.

Nuestra ciudad, además de esta fiesta de la Venida, tiene otros acontecimientos religiosos declarados de interés turístico como es el caso del Misteri o el Domingo de Ramos, ambos declarados de Interés Turístico Internacional. De la importancia del turismo religioso nos habla el número de personas que viajan motivados por el sentimiento y el conocimiento de estas manifestaciones religiosas, que son parte esencial de la cultura de los pueblos.

La promoción de este turismo conlleva la posibilidad de dar a conocer otros elementos de nuestra ciudad, la promoción de una serie de productos artesanales vinculados a estas celebraciones, así como las relaciones que se pueden establecer entre pueblos que comparten parecidas manifestaciones, lo que redunda en la convivencia entre los pueblos. Sin duda del desarrollo de este sector turístico podemos obtener beneficios, pero el primero y más principal debe ser valorar nuestras tradiciones y celebrarlas con toda dignidad.

En estos tiempos en que con tanta frecuencia se menosprecian las tradiciones, no pocas veces en nombre de lo que algunos llaman progresismo, hemos de reivindicar nuestro patrimonio cultural. Nada se puede construir desde la nada. Partir de la tradición es la base más firme del progreso, un progreso que además repercute en beneficio de nuestra convivencia ciudadana. Las declaraciones con las que ha sido distinguida este año nuestra fiesta patronal de la Venida de la Virgen nos deben servir de estímulo para construir una ciudad mejor.