No me estoy refiriendo a ningún nuevo estupefaciente o alucinógeno, salvo que seamos un picudo rojo adictivamente enganchado a ellas, sino a nuestras palmeras, que no son verdaderos arboles, sino arecáceas, familia de plantas arbóreas monocotiledóneas a las que normalmente se las conoce como palmera o palma.

Las palmeras son por tanto hierbas gigantes, que no sienten como árbol por lo diferente de su composición, propietarias de un hermoso falso tronco denominado estípite o estipe resultado de los restos de las bases de las viejas hojas o «frondes» que se entrelazan, creando una estructura en forma de columna que crece a lo alto, lleno de pequeños conductos filamentosos semejantes a pequeñas venas , que le dotan de un tejido más suave que la madera y la hace flexible lo que le permite doblarse si vienen tormentas y se unen a la tierra con raíces en cabellera que las hace más resistentes a las caídas si arrecian los vientos.

Tampoco piensan como árbol, porque la savia de la palmera circula por la zona central interna del estípite en vez de por la periferia, lo que le proporciona una mayor resistencia al fuego y precisamente la más común en nuestra ciudad es la Phoenix dactylífera justificándose el origen de su nombre «Fénix», a que puede resurgir de sus cenizas. No es por tanto casualidad que en nuestros huertos existen ejemplares de hasta 300 años de antigüedad.

Con tantas virtudes, flexible, resistente, ignífuga, superviviente y longeva , no es de extrañar que Investigadores de la Universidad de Leeds están sugestionados en conocer su biología partiendo de la premisa de que la esperanza de vida de un organismo está determinada en gran medida, por el período de tiempo en que sus células permanecen metabólicamente activas y mientras los animales no pueden regeneran órganos senescentes, las plantas desarrollan permanentemente nuevos órganos y tejidos y desde esta condición, las palmeras son excepcionales porque su tronco se encuentra repleto de células que viven mucho mas tiempo permaneciendo activas mientras la planta se mantiene en pie. La búsqueda de la 'Fuente de la Eterna Juventud', el revertir el proceso de envejecimiento, podría estar en entender esa capacidad de «vivir» de la palmera.

Desde siempre aprendí que el Palmeral de Elche es el más grande de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el 30 de noviembre de 2000 y como tal estamos dispuestos a defenderlo.

Los ilicitanos recibimos este legado desde antes de la presencia humana, al sobrevivir la palmera, a la época de los glaciales en esta zona cálida protegida de las corrientes frías. El origen del palmeral posiblemente se remonte a la época del asentamiento de los fenicios unos 2.000/5.000 años a.C., se han encontrado semillas de dátil fosilizadas en Jumilla que datan del 2500 a.C. La profusión de dibujos de palmas y palmeras en cerámicas iberas de La Alcudia (siglo III al I a.C.) demuestra la relevancia de las datileras ya en aquella época. Pero la parcelación, ordenamiento, riego y cultivo se la debemos a la época de la dominación árabe. Con Abderramán I se hizo la gran red de acequias.

No en vano la Acequia Mayor que nutre el Palmeral y tal y como la describiera, mediado el siglo XII, el geógrafo Al-Idrisi: «Elche es una villa construida en una llanura atravesada por un canal derivado del río?.» Este gran oasis, superó el impacto de la conquista cristiana y en 1265 Jaime I, al parecer evitó que fuera arrasado el Palmeral, por ser asociadas como elemento identificativo de la cultura islámica. Los nuevos pobladores cristianos mejoraron su rendimiento y desarrollaron, asociándolo al culto cristiano, un rico artesonado de la palma blanca.

El Palmeral impresionó a los viajeros ilustrados del siglo XVIII, así el botánico Cavanilles (1797) dejó escrito: «Fatígase la vista al descubrir por todas partes eriales, aridez, descuido? pero en saliendo de la última garganta, cuando se perciben las inmediaciones de Elche, y en ellas aquel bosque de olivos?cuando en el centro de los olivos se ve aquella multitud de empinadas palmas que ocultan los edificios?es tanta la sorpresa, tan dulce la sensación, que el espectador desea llegar a aquel nuevo país para conocer a fondo su valor, su hermosura, sus producciones y habitantes».

La revolución industrial y urbanística puso en peligro su continuidad histórica. El ferrocarril, inaugurado en 1884, seccionó por la mitad el gran Palmeral y la gran demanda de obreros para las fábricas de calzado incentivó la ocupación de los huertos con nuevos barrios.

Pero los ilicitanos no estaban dispuestos a que desapareciera su Palmeral y ya en los años 20 se alzaron voces cualificadas en defensa La II República promulgó legislación en tutela del Palmeral en 1933, y el régimen del general Franco lo declaró «Jardín Artístico» en 1943.

En la actualidad, el Palmeral está protegido por la Ley para la Regulación de la Tutela del Palmeral de Elche aprobada por la Generalitat Valenciana en 1986. El Ayuntamiento está en plena elaboración del Plan Especial del Palmeral, después de que se haya redactado ya la ley que deberá ser aprobada por el Consell y e vendrá a reformar a la anterior.

Pero la naturaleza no reconoce ninguna Ley y en el 2005 se detectó que había ejemplares de palmeras infectados por larvas de picudo y empezó la pesadilla. Actualmente y desde el equipo de Gobierno se afirma que el 99% de las palmeras tratadas con un insecticida de mayor duración frente al picudo están sanas y que la lucha biológica asoma como la gran solución para controlar y erradicar en un futuro próximo la plaga del picudo.

En 1991, se estableció la Estación Phoenix como centro de investigación para la obtención de palmeras resistentes y económicamente rentables, y desde 2002 dedico sus esfuerzos a la producción «in vitro» de palmeras hembra y también a la investigación de plagas. Este mes de diciembre son varias las noticias que hemos leído con relación al Instituto Tecnológico de la Palmera de Elche, «que abrirá sus puertas a la investigación a principios de 2018 para que Elche recupere la tecnología de reproducción de palmeras in vitro, después de que la Estación Phoenix cerrase « y que «el centro empezará a funcionar en 2018 con una producción de 40.000 ejemplares anuales, aunque el objetivo es llegar a las 120.000 unidades lo cual nos posicionará como uno de los primeros productores del mundo» o «Elche exportará palmeras in vitro del nuevo Instituto Tecnológico a Marruecos, Irán e Irak». Sin duda el futuro del Palmeral pasa por su desarrollo sostenible.

Debo terminar congratulándome de que el 22 de Diciembre se ha declarado «Bé d´Interés Cultural Immaterial de la Comunitat Valenciana» a la Festa de la Vinguda de la Maredéu. No puede ser mas merecido este reconociendo. Mis mas sinceras felicitaciones a esta Institución y a los ilicitanos, a los que animo a participar acompañando a Cantó y a la Maredéu en su venida a Elche.