Un nuevo equipo tomará las riendas de la agrupación local en los próximos meses, confiemos que lejos de personalismos cainitas del pasado que son siempre garantía de viajes a ninguna parte. Dando lugar, si aceptan todas las partes la regla insoslayable de la generosidad con la agrupación local, a una transición tranquila que en contadas ocasiones se ha producido en el partido socialista local. Y ya va siendo hora que lo sea. De ahí debe surgir un proyecto sólido para Torrevieja, un proyecto que centre sus esfuerzos en los hombres y mujeres de esta ciudad. Que tenga en la política social el eje fundamental de su horizonte político. No habremos aprendido nada del pasado sino asumimos que las ambiciones individuales deben dejar paso al bien colectivo, aquel que nos situe a la cabeza del Gobierno municipal. Construyendo partido y construyendo ciudad. Lejos del oscurantismo y de los peligros de Narciso, fomentando la participación de la militancia y la ciudadanía como premisa básica de nuestra actuación política.

No hay mirlos blancos ocultos a los ojos inexpertos sino equipos fuertes y equilibrados, no hay gurús de augurios infalibles sino trabajo calle a calle, vecino a vecino. Muchos y variados retos tenemos por delante la gran familia socialista de Torrevieja. La experiencia acumulada en este mandato debe ponerse en valor. Aprender de los errores cometidos, también. Volver a ilusionar al militante, simpatizantes y a la ciudadanía en general, hacer del partido socialista nuevamente un reflejo de las ilusiones de todo un pueblo. Sin una nueva hornada de militantes que se sumen al proyecto, capaces de convertirse en catalizadores y altavoz en la calle del discurso y proyectos del partido poco margen hay. Volver a conectar mayoritariamente a la ciudadanía con un partido socialista renovado y vigorizado tras el espíritu de Xirivella y que culminó con la reelección de Pedro Sánchez como secretario general. Alejados de los evidentes peligros de la endogamia castradora y abiertos al talento que hay dentro y fuera del partido. La clave será no caer en la tentación de generar un grupo a imagen y semejanza de un líder sino todo lo contrario. Un o una dirigente capaz de crear nuevos consensos, nuevas alianzas, nuevas mayorías. En definitiva, saber generar primero espacios para la libertad, la participación y la esperanza en el partido como punta de lanza para generarlos, después, en la sociedad de la que formamos parte. Tenemos por delante el reto de un nuevo mandato municipal, en el que será clave contar con personas de perfil negociador y concitadores de apoyos transversales. Hombres y mujeres que reflejen la realidad social y multicultural que conforman nuestra ciudad. Pero que aunen la peculiar idiosincrasia torrevejense. Pasar de ser alternativa de gobierno en coalición a partido de gobierno debiera ser el principal objetivo. El caso de Xàbia y José Chulvi es un excelente espejo donde reflejarnos.

El ejercicio de la política no puede convertirse en un «black Friday» de saldos y retales que ocultan con celofán y alharacas varias la vacuidad más absoluta, cuando no, la simple y llana ineptitud. No puede ser la camarilla del o la líder que haga del Fernando VII del momento, sin más función que la de figurar como belenes navideños ante la posibilidad de ir en la lista electoral como único objetivo para pillar las migajas que vayan cayendo al albur de una complicidad silente.

Necesitamos un partido unido en torno a un nuevo/a secretario/a general y al equipo de hombres y mujeres que este sea capaz de formar, aparcando las diferencias y arremangándonos para el trabajo duro que viene por delante.

En definitiva, hombres y mujeres comprometidos hasta las trancas con el partido socialista, con nuestra ciudad y con el futuro de ambos. La militancia y Torrevieja nos lo agradecerán.